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El Real Valladolid se hinchó ante el Betis, tiró de orgullo y combatió con fiereza. Sin embargo, la clara mejoría en su fútbol no le dio para llevarse una victoria que empieza a resultar urgente a falta de cuatro jornadas para el final. En ... un partido con tres dibujos tácticos diferentes, el equipo de Sergio González dominó al conjunto verdiblanco durante la primera parte, se resquebrajó al inicio de la segunda y supo mantener la capacidad combativa en los peores momentos para resarcirse y rescatar un nuevo empate. El punto dejó un regusto de insatisfacción porque la victoria fue el objetivo blanquivioleta desde el primer momento. Yno llegó.
El 4-1-4-1 que armó de inicio Sergio González le vino de perlas al Real Valladolid, que no tardó en empezar a carburar. La presencia de Joaquín Fernández como cabecero de área por delante de El Yamiq y Javi Sánchez (de vuelta tras su lesión) permitió dominar la medular y cerrar la creación bética. Con ese sostén, el equipo blanquivioleta apostó por dominar el ritmo, llevar el mando y mirar siempre hacia la portería de Claudio Bravo. Antes tuvo, eso sí, que superar un potente disparo de Aitor Ruibal, en la única tacha de la primera mitad. El extremo verdiblanco se aproximó al balcón del área para soltar un pepinazo que despejó Roberto Jiménez con un guante de cemento. La alternancia en la portería en este tramo final del campeonato lleva a los dos guardametas del Pucela a lucirse con acciones salvadoras.
La ocasión verdiblanca no descentró al Real Valladolid. Una gran combinación entre Roque Mesa, Míchel Herrero y Óscar Plano acabó con el balón en las botas de Weissman para que el israelí embocara la pelota en la portería de Claudio Bravo. Era el minuto 9 y hubo celebración por todo lo alto. Sin embargo, el gozo del gol acabó en el pozo de la anulación. El VAR recurrió al análisis microscopio para detectar que los tacos de Roque Mesa se encontraban en fuera de juego al inicio de la jugada. El 1-0 desapareció del marcador y un nuevo gol de Weissman se marchó al limbo.
No se arrugó el Real Valladolid tras la gélida intervención del VAR. El equipo de Sergio se ajustó al plan inicial y siguió con ganas de mambo. Todos los jugadores del Pucela demostraron coraje, con un gran despliegue físico y buenas dosis de fútbol. Orellana pegó un aldabonazo tras otro por la izquierda para desesperación de Emerson, muy frustrado con la percusión del chileno.
Real Valladolid
Roberto; Luis Pérez (Janko, m.53), El Yamiq, Javi Sánchez (Kiko Olivas, m.53), Olaza; Joaquín (Jota, m.53); Óscar Plano, Míchel Herrero (Fede San Emeterio, m.53), Roque Mesa, Orellana (Marcos André, m.70); y Weissman
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Real Betis Balompié
Claudio Bravo; Emerson, Mandi, Víctor Ruiz, Miranda; Guido Rodríguez, Guardado (Joaquín Sánchez, m.70); Canales, Fekir, Aitor Ruibal (Tello, m.78); y Borja Iglesias (Loren, m.83).
Goles: 0-1 (m.48), Aitor Ruibal. 1-1 (m.67), Weissman.
Árbitro: Pizarro Gómez (comité madrileño). Amonestó a Víctor Ruiz, Guardado, Javi Sánchez, Janko, Mandi, Fekir y Joaquín Sánchez. Expulsó al preparador de porteros del Real Valladolid, José Manuel Santisteban, por protestar desde la grada.
Otros datos: Estadio José Zorrilla. A puerta cerrada por la pandemia de covid-19.
Míchel Herrero, brillante y con mando en plaza, chutó una falta directa que Bravo pudo despejar a duras penas. Javi Sánchez buscó el rechace, pero Víctor Ruiz impactó en su bota en el balón dividido. Pizarro Gómez se hizo el longuis y no quiso saber nada de un posible penalti sobre el central blanquivioleta.
Con un ritmo endiablado y el Real Valladolid en el papel de director de orquesta, las aproximaciones resultaron constantes hacia el marco bético, aunque con poco filo local, a pesar de los esfuerzos de Weissman, un 'killer' que siempre anda con el colmillo afilado. El israelí no solo busca el gol con denuedo, sino que es un auténtico manantial de energía para sus compañeros. Ayer ejecutó con maestría el papel de líder del ataque y mostró la panoplia de virtudes que le adornan como delantero centro.
Los ataques béticos de la primera parte murieron ante el buen posicionamiento del equipo de Sergio, un técnico que esta vez sí supo pulsar las teclas correctas, sin ajustarse a su ideario preconcebido. Un gol de Borja Iglesias fue anulado por un fuera de juego de Miranda antes de que Míchel y Plano armasen sendos disparos altos sobre el arco de Claudio Bravo.
La excelsa primera parte quedó en agua de borrajas tras el paso por vestuarios. El Betis apretó los dientes, metió una marcha más al partido y logró zafarse de la tela de araña que le había tejido el Pucela en la primera mitad. Dos pérdidas muy peligrosas de Joaquín Fernández comprometieron la solidez blanquivioleta antes de que Javi Sánchez se inhibiera en un centro de Miranda que punteó Aitor Ruibal para el 0-1 ante un Roberto Jiménez que decidió no salir a por el envío.
El gol del Betis dejó sonado al Real Valladolid. Luis Pérez se lesionó y Janko entró rápidamente. momento que Sergio aprovechó para dar carrete también a Fede San Emeterio, Jota y Kiko Olivas, en un 4-2-3-1 con el portugués como mediapunta. El cuádruple cambio tardó en cuajar y el Betis dispuso de dos ocasiones para sentenciar, pero ni Canales ni Nabil Fekir las aprovecharon.
Se entonó el Real Valladolid tras amainar la ciclogénesis bética. Mandi cortó un balón con la mano en el área verdiblanca, pero Pizarro Gómez señaló un fuera de juego previo de Orellana. El Pucela siguió con el martillo y encontró el pozo petrolífero tras un centro perfecto de Olaza que cabeceó con Weissman con toda la furia para empatar el choque. Sergio viró el barco hacia un 4-4-2, con la entrada de Marcos André para acompañar al insaciable Weissman.
Al Real Valladolid se le resquebrajó la armadura en el tramo final, con síntomas de agotamiento tras el esfuerzo, pero se mantuvo en pie. Loren remató solo ante Roberto y Canales encendió algunas hogueras... sin consecuencias. Aún hubo tiempo para armar dos contras, pero Plano y Kiko Olivas no encontraron la claridad suficiente para asestar el pase mortal. El punto deja un regusto agridulce: permite mantenerse fuera del descenso, en un buen partido con gran imagen. La mejoría, sin embargo, no resultó suficiente para ganar.
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