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Cuando la próxima temporada el Real Valladolid se enfrente al flamante campeón de la Champions League, su encuentro no dejará de ser un partido de fútbol de 90 minutos, pero será un partido muy diferente del que enfrentó al Pucela con el líder de la ... actual campaña en Segunda, el Almería. Tener un equipo en Primera División tiene ventajas deportivas (por la calidad del fútbol que se ve en el campo) y también repercusión económica en la ciudad, tanto por un eventual movimiento de aficionados como por el impacto mediático sobre la marca Valladolid.
En realidad, la capital nunca ha dejado de recibir a peñas más o menos numerosas de seguidores del rival de turno durante las estancias del equipo blanquivioleta en la categoría de plata. Vascos y asturianos siempre han demostrado su querencia a desplazarse hasta el Pisuerga con la disculpa del partido y en la recién terminada temporada la ciudad se ha beneficiado de la presencia de conjuntos castellanos y leoneses en Segunda, léase Ponferradina, Burgos o Mirandés. Eso sí el Real Valladolid volverá a tener el año próximo la oportunidad de volver a enfrentarse con el Athletic de Bilbao, el indiscutible 'número uno' en cuanto a desplazamiento de forofos.
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Cuando se piensa en los posibles beneficiados de la inyección económica que pueda tener el ascenso, el primer sector que viene a la mente es el de la hostelería. Para el presidente de la asociación provincial, Jaime Fernández, la diferencia en cuando a trascendencia y repercusión, algo que luego se traduce en recaudación, es «abismal». «Los equipos punteros mueven mucha más gente y dinero. No es lo mismo para nada, ven al equipo en la tele y los visitantes que vienen a continuación se multiplican, incluso de otras provincias. »El Real Madrid y el Atlético, por ejemplo, arrastran a aficionados no solo de la capital sino de todas las provincias«, señala el representante de los hosteleros, quien puntualiza que en la recién concluida temporada »apenas Ponferradina, Mirandés y Oviedo han traído gente«.
Este previsible y ansiado aumento de actividad, que el sector y la ciudad entera ha podido ya constatar en varias ocasiones con los sucesivos ascensos y descensos, ya ha sido explotado comercialmente en ocasiones anteriores con la difusión de «paquetes turísticos con estancia en hotel, ruta de tapas, menú y entrada al partido», explica Fernández, quien destaca que «lo que busca la gente es que le den facilidades para el desplazamiento y disponer un precio cerrado y conocido de antemano».
Ahora bien, entra en juego también un factor determinante que, a la postre, propicia la lluvia de euros turísticos o aboca a la sequía más absoluta: la fecha y hora del partido. Esta temporada, el partido contra el Sporting de Gijón (uno de los campeones en número de movimientos en Segunda) fue programado un viernes por la tarde y a muchos aficionados se les fueron las ganas de viajar.
En el descenso a Segunda de 2013, un estudio de la Cámara de Comercio estimó que la pérdida de la categoría supondría para Valladolid una pérdida de ingresos de unos cinco millones de euros en forma de gasto directo en la ciudad por parte de los viajeros en ámbitos como el hostelero, de alojamiento, transporte y otras compras. Estudios similares elaborados en los últimos años por las cámaras de otras ciudades involucradas en un cambio de categoría (Murcia, Zaragoza y Gerona) llegan a cifrar entre 20 y 30 millones de euros el impacto económico total, teniendo en cuenta la difícil cuantificación de intangibles como la imagen de marca, repercusión mediática nacional e internacional de lo que haga el equipo o trasvase de beneficios a otros sectores, como pueden ser el del vino, la alimentación o los servicios auxiliares.
El alcalde de la capital advertía hoy mismo que «nunca se ha hecho un estudio en serio de qué repercusión económica puede tener la diferencia de estar en Segunda o en Primera». «A nivel económico, lo más reseñable es la marca de ciudad. El hecho de tener un equipo en la Liga española es una proyección enorme para Valladolid», señala Óscar Puente.
«El turismo deportivo es un ámbito que siempre ha cuidado mucho el Ayuntamiento y el ascenso puede ser la guinda del pastel», sostiene la responsable municipal de Turismo, Ana Redondo, quien recuerda que hace cuatro años ya se promovió una iniciativa turística que incluía entradas a museos, pernoctaciones y el llamado 'pasaporte tapa'. «Repetiremos una acción de estas características para aprovechar el atractivo gastronómico y enoturístico de Valladolid porque el tirón de la primera categoría del fútbol es mucho mayor», señala la concejala, quien querría «contar con el calendario de jornadas lo antes posible para diseñar la campaña».
Conseguir que el visitante haga noche sigue siendo la clave. «Es lo que marca la diferencia, porque no son solo los 50 euros de la manutención y los 70 de la estancia, sino que las visitas de mayor duración tienen más repercusión en el comercio y otros servicios», recuerda Redondo.
El sector comercial no se ve como «el más beneficiado, ya que lo será el hostelero por encima de los demás», pero recibe la alegría del ascenso como lo que es, «una gran noticia para toda Valladolid». «El comercio de la zona centro puede notarlo; el de la periferia, menos», pronostica Alejandro García Pellitero, presidente de Avadeco. Eso sí, la marca Valladolid tendrá un mejor escaparate. «Y no olvidemos la 'marca Ronaldo', al que acabamos de ver en la final de la Champions de París, en las televisiones de todo el mundo, como «presidente del Valladolid». La repercusión incluso internacional es tremenda», se felicita.
El presidente de la Cámara de Comercio de Valladolid destaca que el ascenso del Real Valladolid «supone un valor añadido para la provincia en muchos sentidos». Para Víctor Caramanzana, la repercusión mediática permitirá presentar Valladolid «como una provincia atractiva y dinámica, lo que facilitará atraer inversión a nuestra tierra a medio-largo plazo». A más corto, cree que la afluencia de aficionados al estadio «va activar la hostelería, a aumentar las pernoctaciones en nuestros hoteles, a dinamizar el comercio, el transporte… y en último término, el ascenso va a funcionar también como un motor para potenciar el turismo, acercando a los aficionados a conocer nuestro patrimonio, gastronomía y cultura».
Y si para el presidente cameral «la ilusión deportiva puede ser anticipo de la recuperación económica», para la presidenta de la patronal local el equipo blanquivioleta acaba de adquirir estatus de «embajador de Valladolid por toda España». «Para toda la provincia tiene un valor altísimo», opina Ángela de Miguel, «porque es gasto directo». «Rápidamente pensamos en la hostelería, el turismo y los hoteles, pero una aportación como esta va trasladándose a toda la cadena de valor de forma indirecta. Beneficia a todos los proveedores de estos sectores, al transporte, al suministro de carburante, a productores de carne, o de vino, a distribuidores... a muchísimas empresas», destaca la presidente de CEOE Valladolid.
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