El ciclón Orellana monopoliza el ataque del Eibar de Mendilibar

Parecía que la carrera de Fabián Orellana se había parado en seco después de salir del Celta de Vigo enfrentado sin paliativos con el técnico Eduardo Berizzo y de pasar con más pena que gloria por el Valencia. Del conjunto ché tuvo que marcharse en el verano de 2017 después de que Marcelino García Toral le confesara que no iba a ser un hombre importante en la plantilla, pese a que le había utilizado en 16 partidos de la anterior liga entre febrero y mayo tras ficharle en el mercado de invierno.

Pese a especularse entonces con su salida de España camino de la liga turca, el atacante sudamericano (Santiago de Chile, 27 de enero de 1986) encontró en Eibar un refugio futbolístico y personal que ha terminado por regalarle -de momento- tres temporadas más en la conocida como la mejor liga del mundo. A las órdenes de José Luis Mendilibar, actuando en el extremo derecho o en la mediapunta, suma ya 59 encuentros (17 en la 2017-2018, 33 en la 2018-2019 y los nueve de esta) y su estrella vuelve a brillar tanto en España como con su selección nacional, que le convocó para los amistoso frente a Colombia y Guinea que se disputaron hace dos semanas. De hecho, ahí es donde demostró que su implicación con el club armero es total, ya que tras regresar después de dos años a una cita con la elástica de su país, fue liberado del segundo para que pudiera regresar a la ciudad vasca donde reside su club y preparar mejor el partido de los suyos frente al FC Barcelona.

Vertical, veloz y habilidoso (lidera las estadísticas del equipo en tiros, goles, asistencias y regates), ha sumado a esas fortalezas la clarividencia de cara a portería ya que con tres tantos es el pichichi de un equipo más acostumbrado a que sean sus delanteros-tanque los que encuentren puerta que a que lo haga un hombre de 1,68 metros.

Siempre estará bajo la sombra de su polémica con Berizzo en el Celta en la que el entrenador aseguró que había cometido una «falta de respeto inaceptable» y el futbolista le acusó después de «desleal» y también por sus roces con Fabri en el Granada o con Sampaoli en la selección chilena, pero parece que el poso de los años se deja notar en él, ya que no ha trascendido ningún problema con el cuerpo técnico pese a la conocida fuerte personalidad de Mendilibar.

Quizá por todo ello Fabián Ariel Orellana Valenzuela, que es su nombre completo, tiene como norma general no conceder entrevistas, lo que le coloca como un jugador bastante poco conocido más allá de su aparición en noticias poco deseadas y de las que genera a través de sus méritos futbolísticos. En una de sus pocas ocasiones ante las cámaras, con motivo de su vuelta al combinado rojo hace quince días, admitió que vive un «momento lindo». «El equipo está muy bien, nos costó un poco al principio, pero le estamos cogiendo el ritmo a lo que quiere el entrenador y nos están saliendo las cosas, y estoy feliz por llevar tres goles». Hoy Zorrilla tendrá que estar pendiente de él.

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