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Roque Mesa dispara a portería para anotar el primer gol del Sevilla. R. Gómez

La chequera decantó la balanza entre Real Valladolid y Sevilla

Roque Mesa y Munir acertaron en la recta final en dos ocasiones, cosa que no pudo hacer un Pucela cuya presencia en ataque volvió a resultar improductiva

J. A. Pardal

Valladolid

Domingo, 7 de abril 2019, 19:35

El avispado estudiante que destacaba sobre sus compañeros al principio de curso y cuya entrega, ilusión y descaro le permitían brillar y ser la envidia de todos los demás se ha terminado por convertir en un tipo taciturno que perdió el paso y que, aunque tiene la intención de aplicarse para llegar en las mejores condiciones al siguiente examen, cuando se somete a una nueva prueba termina por soñar con un milagro que le permita aprobar la asignatura con un cinco raspado.

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Ese es el Real Valladolid hoy en día, un equipo al que hasta hace no mucho esa táctica le servía para vivir de las rentas después de sumar 22 puntos en la primera vuelta. Desde el mes de enero los pucelanos solo han sido capaces de quedarse con otros ocho y ese saldo tan parco ha terminado por atenazarles. El conjunto se aplica, siempre tiene algunas buenas respuestas que ofrecer a las preguntas de una parte del temario, pero su falta de capacidad para resolver en la portería contraria ha terminado por contagiarse al área propia. Dejó de hacer lo que mejor sabía (defender y salir vertical a la contra) para intentar dedicar horas de estudio a mejorar en otras zonas del campo y terminó por perder su identidad y sus fortalezas.

Real Valladolid

Masip; Moyano, Kiko Olivas, Calero, Moi, Rubén Alcaraz, Míchel (Waldo, min. 57), Keko (Ünal, min. 78), Plano, Anuar (Verde, min. 86) y Sergi Guardiola.

0

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Sevilla

Juan Soriano; Mercado, Sergi Gómez (Roque Mesa, min. 80), Carriço, Promes, Banega, Gonalons, Sarabia (Kjaer, min. 86), Vázquez (Bryan, min. 71), Ben Yedder y Munir.

  • Goles 0-1, min. 84, Roque Mesa. 0-2, min. 90+2, Munir.

  • Árbitro El murciano Sánchez Martínez amonestó a Rubén Alcaraz, Míchel y Moi del Real Valladolid y a Banega, Ben Yedder y Carriço, del Sevilla.

  • Incidencias 17.889 espectadores en el Nuevo José Zorrilla en partido correspondiente a la 31ª jornada de LaLiga Santander.

El choque ante el Sevilla no sirvió más que para demostrar el mal momento que atraviesa el equipo y que no solo no se arregló con la victoria in extremis en Eibar, sino que parece haberse agudizado, ya que los de Sergio han sumado tan solo un empate a su casillero después de jugar dos encuentros en casa y uno fuera en los últimos ocho días.

El técnico catalán del Real Valladolid apostó por la misma alineación que terminó por sacar petróleo en Ipurua, con la única excepción de Moi en sustitución del sancionado Nacho y de nuevo con Anuar junto a Guardiola, muy próximo a las posiciones de remate.

El equipo funcionó en la medida en la que le duró su ímpetu inicial, con los habituales sustos a balón parado que suele sufrir en los últimos encuentros, especialmente en un remate de cabeza de Mercado al larguero cuando solo habían discurrido nueve minutos de partido. Pese a ello, era el conjunto pucelano el que mordía más en ataque, aunque el balón era de los sevillanos. Un centro-chut de Guardiola o un tiro lejano de Alcaraz precedieron a un par de ocasiones de Keko que primero no fue capaz de rematar un buen centro de Plano y después no sacó provecho a a un recorte en el área que le dejó delante del portero. Con todo, la mejor de todas fue para Anuar, que siempre que juega por detrás del delantero suele gozar de alguna oportunidad. La tuvo el marroquí, pero fue incapaz de batir a Soriano en una posición muy difícil, de espaldas a la portería.

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Vídeo.

Poco después de que se cumpliese la primera media hora de juego, el VAR volvió a salvar a los blanquivioletas como el pasado jueves en Leganés. El árbitro concedió un gol a Ben Yedder de nuevo en un remate de cabeza en un córner pero Jaime Latre, desde Las Rozas, avisó a Sánchez Martínez de una falta sobre Óscar Plano en el área, lo que terminó por invalidar el tanto.

La jugada sirvió para que ambos equipos pusieran su mirada ya en el túnel de vestuarios, aunque el tembleque en los balones largos siguió estando presente y Sarabia, ya en el descuento, fue capaz de rematar un centro pasado que terminó yéndose fuera con Masip superado.

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Aires renovados con Waldo

El cuerpo de los jugadores del conjunto castellano salió puntual a disputar la segunda mitad, pero su mente se entretuvo un poco más y no regresó al césped hasta allá por el minuto 57, cuando Waldo entró al campo en sustitución de Míchel para espabilar a sus compañeros, incapaces de acertar en pases muy claros en la salida del balón y temblorosos atrás, lo que le había permitido a Ben Yedder, por ejemplo, rematar solo ante Masip pocos instantes antes.

La irrupción del extremeño arregló algo los problemas en ataque y la mejor ocasión pucelana en la segunda mitad fue para el recién llegado desde el filial, que con una preciosa doble bicicleta superó a Mercado y disparó a portería, aunque Soriano sacó la pelota de la escuadra.

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El Real Valladolid había regresado al partido y, pese a no ofrecer ninguna seguridad del centro del campo hacia atrás, sí que hizo que el Sevilla estirase las orejas y se preocupara más por defender. Plano disparó flojo tras una buena jugada del equipo moviendo la pelota de derecha a izquierda y poco después la defensa fue más rápida que Guardiola tras una buena contra hilvanada entre el propio jugador madrileño, Ünal y Waldo.

Joaquín Caparrós sabía que su banquillo era mucho más potente que el de los locales y empezó a meter toda la carne en el asador. Primero dio entrada a Bryan para percutir en el extremo izquierdo y después a Roque Mesa, que tan solo cuatro minutos más tarde ya había volteado el marcador. Recogió la pelota el canario junto a la esquina del área y se marchó hasta de cuatro jugadores para ponerla junto a la base del palo derecho de Masip, en un lugar inalcanzable y cuando más duele: en la recta final del partido.

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Con el Real Valladolid volcado en conseguir a la desesperada igualar el choque una nueva acción por la izquierda, conducida por Bryan, terminó en un centro raso para que Munir redondease el marcador y de paso vaciara por completo Zorrilla, en una estampa difícil de imaginar hace tan solo unas semanas.

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