El Pucela ha pasado de los 7 puntos al mes para pensar en ascender a la media inglesa, sin percatarse de que lo que falla es que con él la Ley de Murphy siempre se cumple
Jesús Moreno
Miércoles, 28 de marzo 2018, 20:26
La incertidumbre de estos días no ha hecho otra cosa que provocar un proceso de pérdida de la inocencia, de maduración rápida, de esas que sirven para tumbar ciertos mitos, leyendas o fantasías que siempre estuvieron ahí como una suerte de verdades inapelables. Un ... desarrollo similar al que se produce cuando se descubre la verdad sobre los Reyes Magos pero en un formato no apto para menores. Ni la clase política, en general, presenta la brillantez que sería deseable para aquellos que tienden a ser considerados los ‘primus inter pares’; ni la huida cinematográfica de Carles Puigdemont, más propia de los Blues Brothers que de un representante de los ciudadanos, vendiendo su crece pelo por una Europa demasiado vacunada de megalómanos como para comprar humo a estas alturas, ha servido para hacer buena la frase aquella de Pío Baroja que aseguraba que el nacionalismo se curaba viajando.
El Real Valladolid de estos días, una vez que se le fueron cayendo consecutivamente la ilusión de ser mejor que el rival en cada área y de sumar 7 puntos al mes, se agarra ahora a otro mito, el de la media inglesa, como objetivo que consiga engancharle entre los seis primeros clasificados de la competición.
No, esa manera de sumar puntos consistente en ganar en casa y empatar como visitante, tampoco tiene visos de ser una realidad inflexible que vaya a dar frutos a orillas del Pisuerga. A la desconfianza en que el Real Valladolid pueda ser capaz tanto de salir victorioso en todos los partidos que juegue en Zorrilla como de lograr no perder en aquellos que dispute fuera, se le une la leyenda negra que ha conseguido convertir al Real Valladolid en el rigor de las desdichas, en el perenne botón de muestra de la ley de Murphy, en un chamán del infortunio: aquella adversidad que impide la permanencia en Primera División a pesar de conseguir puntos suficientes para mantener a categoría en cualquier otra temporada pasada o futura, y esa desgracia que le relega a la séptima posición final por un solo gol, es la que provocará que este año se dispare la puntuación necesaria para entrar en el play off más allá de los que se podrían conseguir cumpliendo escrupulosamente con la media inglesa. Noventa años después, el Real Valladolid sigue sin conocer que la única clave del éxito es tener, como dice el himno, a la victoria como único objetivo. En todos los campos y ante todos los rivales.
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