Siempre he aborrecido a los del todo mal. A los agoreros como los llamó en esta columna hace una década mi amigo Fran Arranz. Siempre pensé que se trataba de madridistas y barcelonistas que pensaban que el Real Valladolid tenía las mismas obligaciones que estos ... transatlánticos. Aprendices de matemáticos que pensaban que en el fútbol dos más dos es cuatro, y que cuarenta millones siempre tienen que ganar a treinta millones, salvo el Pucela, que tiene que ganar siempre. Cuando ganábamos se quejaban del juego, y cuando jugábamos bien y perdíamos se quejaban del resultado. Jugadores avezados del PcFútbol donde podías fichar al jugador que deseases con un click. Lo más grande del fútbol es que no es así. La gente ve fútbol por lo imprevisible. La emoción viene de no saber quién va a ganar aun cuando la diferencia de presupuestos sea alta.
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Creo que la situación actual no es esa. Hay una percepción por parte del aficionado vallisoletano de abandono. Sinceramente, me cuesta mucho poner por escrito las intenciones de una persona sin tener la certeza de que actúa así por determinado motivo, pero parece que a la actual propiedad ahora mismo le importa un bledo lo que pase con el Pucela. Esta percepción mía la tiene el resto de la afición y por eso el ambiente es como es.
Yo creo que esta situación es sobrevenida. No me cabe la menor duda de que el propósito inicial de Ronaldo era noble y se ajustaba a lo que contaba el día de su presentación. Es verdad que todos tus propósitos dependen de si entra o no la pelotita, pero no es justo escudarse en eso cuando decisiones tuyas provocan determinados sucesos. Más allá de mantener o no a Sergio en el primer descenso, la falta de reacción a determinados conflictos en la plantilla provocó ese descenso. No sabemos qué habría ocurrido con una destitución o con tomar medidas con algún jugador díscolo, pero sabemos lo que ocurrió al no hacerlo. Del mismo modo que sabemos cómo ha quedado la plantilla con el paso de un entrenador al que le sobraron 60 partidos. Todo depende de si entra o no la pelotita, pero hay que poner unas condiciones para que así sea. Y no se ha hecho.
No voy a criticar a quienes perciben dejadez. Creo que la gota ha colmado el vaso, aunque es posible que nosotros hayamos echado más agua de lo que creemos. Pero veo a una propiedad a la defensiva sin fuerza y/o imaginación para sacar esto adelante. Lo de ser un equipo ascensor no está mal porque una de las opciones es no serlo por estar siempre en la élite. El problema es la otra opción.
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