Álvaro Rubio hace una indicación a sus jugadores durante el partido frente a Las Palmas. Efe

Sin planes en el Real Valladolid

Desde la grada ·

«Lo peor de una persona que tiene que tomar decisiones en un momento de crisis es que no sepa qué tiene que hacer»

Carlos Pérez

Valladolid

Jueves, 12 de diciembre 2024, 20:22

Supongo que a estas horas ya tendremos entrenador. Lo cierto es que cuando escribo estas líneas y pasados casi quince días del despido de Pezzolano seguimos sin entrenador. Creo que la gestión de esta crisis la lleva el peor de nuestros enemigos. Y ... no digo rivales, digo enemigos, porque perpetrar este sainete sólo puede estar en la cabeza de algún psicópata o de algún político leonesista. Lo peor de una persona que tiene que tomar decisiones en un momento de crisis es que no sepa qué tiene que hacer. En realidad me temo que no lo ha sabido nunca. Hará más de un año escribía esa frase de que «para quién no sabe dónde va, ningún viento es bueno». Y es que parecemos un barco sin rumbo desde hace tiempo.

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Recuerdo mi primera columna hablando sobre Ronaldo Nazário. Venía a decir que ojalá su intención no fuese usar el Real Valladolid para especular con jugadores como estaba haciendo el Valencia que se puso en manos de Mendes. Hoy digo que ojalá lo hubiese hecho. Al menos sabríamos que el estado actual del equipo era por culpa de una estrategia fallida. El caso es que desde el primer día se nos ha vendido una cosa que nadie ha cumplido. Lo de ser el equipo de referencia de la provincia y de la región no es que haya caído en saco roto, es que ahora creo que cuando lo escribieron se estaban partiendo de risa.

Siempre he sido indulgente con la labor del director deportivo. Creo que un buen trabajo se puede ir al garete por una lesión, una adaptación inadecuada de la pareja del jugador, un entrenador con manías o cualquier otra circunstancia. Lo que es difícil es acertar cuando no tienes planes. Nuestro plan consistía en decir una cosa y hacer la contraria. Es como ir al casino y jugar en la ruleta poniendo una ficha en el rojo y otra en el negro. Decía Hannibal Smith que le encantaba que los planes salieran bien. Al menos él los preparaba.

Así hemos llegado al momento en el que se destituye a un entrenador una semana después de tener quince días para preparar un partido. Y quince días después no tenemos a nadie, así que hemos perdido un mes. No quiero saber quién es el responsable. Supongo que es el mismo que sabía en julio que Boyomo se iba a ir en septiembre y espera al último día para traer un repuesto provocando además un tsunami de proporciones épicas en la opinión pública. Porque es que además de no tener un plan, lo comunican mal.

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Hoy nos jugamos mucho. Al menos eso espero, porque la otra opción es peor. Lástima que nos lo juguemos con una sensación de interinidad y de que el lunes empieza una nueva vida. Quizá entonces ya no podamos resucitar.

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