Pezzolano, el Real Valladolid y las razones

Hay una razón deportiva para mantener a Pezzolano. Esto lo puedo asociar con la famosa rueda de prensa del fracaso y del éxito y empiezo a entender cosas. Pezzolano por lo que sea ha hecho propio el proyecto y lo defiende a capa y espada. Y esa implicación le está salvando. Decía yo hace dos semanas que a Pezzolano se le podía criticar por lo que decía, pero no por lo que no había dicho. Por eso hoy me viene a la mente lo del supuesto plan deportivo y lo del crecimiento interno y todas esas cosas que sí dijo.

Estamos secuestrados por un supuesto proyecto deportivo que deportivamente tiene a una de las mejores plantillas de la competición fuera de los puestos de promoción. No ya del ascenso directo. Fuera de las primeras posiciones a falta de once jornadas. Por eso me sorprende que prevalezca un proyecto deportivo que no funciona sobre el ascenso a primera división. Yo habría firmado aquel discurso de Pezzolano si fuera verdad. Pero no lo es. De aquel discurso de hace cinco años de convertir al Real Valladolid como el club de la ciudad, de la provincia y de la región no queda más que la hemeroteca. El crecimiento interno del que habla Pezzolano no existe. Pero como pongo a Kenedy porque es patrimonio ya puedo decir que estoy trabajando por el futuro del club.

No le voy a quitar méritos a Pezzolano. Quizá sea un tipo muy trabajador e implicado, pero como dice Víctor Küppers nada hay más peligroso que un incompetente con ganas.

Así que me alegra ver que hay una razón deportiva para mantener al míster. Lo que no entiendo es que no vean que el proyecto lo han puesto en la persona menos adecuada. Que si no subimos, este año no habremos creado nada. ¡¡¡Nada!!! Que la Real Sociedad o el Celta estuvieron años en Segunda (el Celta a un gol de bajar a 2ªB), pero aprovecharon ese tiempo para sacar jugadores y futuro. Nosotros hemos optado por el discurso de esos equipos y los hechos del Zaragoza. Y me temo que estamos más cerca de acabar como los maños que como los vascos o los gallegos. Ojalá me equivoque.