Hara-Kiri en el Real Valladolid

Hace tiempo que pienso que determinados sectores de las aficiones tienen demasiado poder. Aquí hablo en general. Me molesta sobremanera que los equipos al acabar los partidos se vayan sólo a su fondo de animación a dar las gracias como si el resto no hubiese estado. Dicen que sin ellos el estadio parecería un teatro. Podemos probar a ver qué pasaría si sólo estuvieran ellos en el campo. Y luego se enfadan cuando les llaman radicales. Aquí sí que particularizo.

Espero que ese fondo recapacite y espero que si no lo hace el resto del estadio no les siga. No tengo mucha esperanza porque ciertamente hay motivos para la protesta y el hartazgo, pero apelo al sentido común de la gente para que paralice esa locura.

Ya he puesto aquí esa frase que David Gistau le dedicó a la afición del Real Madrid (él era madridista) que decía eso de «para muchos saber de fútbol es estar siempre enfadado». Dice Jesús Moreno, mi amigo y excompañero de líneas en este periódico, que alguno va a morir ahogado de énfasis. Y es así. Hay una guerra en redes sociales por ver quién es el más indignado. A cada publicación del club o de cualquier jugador hay una guerra a ver quien es el más ofensivo. Siempre intentando ser ingenioso, pero sin serlo. Ya os aviso: no hay ningún premio.

Hay incluso gente que ha pedido en redes sociales atentar cómo pasó el pasado fin de semana en Paiporta contra los vehículos de los directivos o asaltar el palco como se hizo en Santander hace una década. Creo que se nos ha ido un poco la olla con esto. Que una cosa es estar enfadado y otra cosa es creerse Charles Bronson o Clint Eastwood en 'Harry el Sucio'.

Dad una vuelta a lo del domingo y apoyemos al equipo los 90 minutos que realmente lo necesita. A Pezzolano y a la directiva a tiempo y formas fuera del partido para hacerles llegar nuestro descontento.