El camino de la salvación

Dice el refranero que el que se pica ajos come y de forma algo más vulgar que el que el que lo huele es porque debajo lo tiene. Cada uno con su conciencia.

Tengo claro que el fútbol es de los futbolistas. Tan claro como que un mal entrenador puede hacer fracasar a un mal grupo. Yo no suelo pedir destituciones de entrenadores y en ocasiones me equivoco. Por ejemplo, yo pensaba que Luis César era capaz de sacar el equipo adelante. Y seguramente estaba equivocado. Ahí están los números y la historia. Pero al igual que en esa ocasión se demostraba que yo estaba equivocado, hay muchas veces que se ha demostrado que un cambio de entrenador no da resultado. Y ese es el problema y la razón por la que yo no suelo pedir cambios de entrenador. Al final de una temporada ocho o nueve equipos cambian de entrenador. Habitualmente los seis o siete últimos y alguno que partía con más aspiraciones de las que tienen transcurridas unas jornadas. Y siempre hay tres o cuatro equipos que podrán decir que les fue bien cambiar de entrenador. También siempre hay tres que se van al hoyo.

Yo no quiero cambiar de entrenador porque el perfil de entrenador que necesitamos ahora es el de alguien que dote al equipo de una seguridad defensiva y que nos convierta en un equipo difícil de ganar. Y el nombre que me sale está entrenando ahora mismo. Es el entrenador del Real Valladolid del año pasado. Otros años se ha destituido a un entrenador y si las cosas no salen como queremos decimos que el problema fue traer al que trajimos. El caso de One está muy en boca de todos estos días. Los aficionados a posteriori siempre tenemos razón.

¿Qué le falta al entrenador de este año para ser el del año pasado? A mi gusto dos cosas. La primera es confianza. La segunda es volver a tener una línea defensiva con continuidad como la tuvo hace dos años. Parece por lo que digo que Sergio no tiene culpa de nada y que son las circunstancias y las críticas lo que nos ha puesto donde estamos. No. A Sergio le falta otra cosa y es no estar a la defensiva. Como actitud personal, claro. Tener personalidad y olvidarse del qué dirán y dejar de actuar por lo que lee en la prensa o lo que le llega de las redes sociales. No hay nada peor que equivocarse por errores ajenos.