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«Fíjate, desde el Real Valladolid hasta aquí», musita Marcos Fernández Fermoselle sentado en los camerinos de la sala Joy Eslava de Madrid. Quedan pocos minutos para que comience el concierto del grupo Red Moon Yard y el expresidente del Pucela durante los años noventa es ahora el cantante y guitarrista de la etiquetada como primera banda de rock budista del mundo. En este grupo, creado hace menos de un año, toca los teclados otro expresidente del Real Valladolid de la época: su hermano Ángel Fernández Fermoselle. La legendaria sala madrileña, reformada en los últimos años, empieza a hervir con público de todas las edades. Las 700 entradas se han agotado. Es viernes por la noche y la expectación crece en la capital.
El Norte ha querido acompañar a la banda en esta cita porque dentro de tres meses Marcos y Ángel Fernández Fermoselle volverán a Valladolid… como músicos de Red Moon Yard. Ese concierto del sábado 25 de enero, a las 22:30 horas, en la Sala Blanca del Lava permanece fijado en rojo en el calendario del grupo y, de alguna manera, se mezcla con un largo deseo de los dos hermanos de formar parte de nuevo del accionariado del Real Valladolid. Con el club blanquivioleta en venta, ninguno de los dos quiere cerrar puertas a esta posibilidad a corto o medio plazo. «Ojalá podemos volver al Real Valladolid, no lo descarto», subraya Marcos Fernández Fermoselle en uno de los camerinos. Esa idea, recurrente durante los últimos años, la desliza también su hermano Ángel horas antes, mientras el resto de músicos ejecuta las pruebas de sonido. «Ojalá pueda darse; tenemos una gran vinculación emocional con el club».
Pero ahora, en este escenario madrileño, la música copa el protagonismo. El grupo Red Moon Yard va sumando éxito tras éxito en apenas siete meses de vida. Digamos que ha entrado en fase de luna creciente de manera muy rápida. «Llenar una sala como esta de Joy Eslava con sólo unos meses de vida es casi imposible y se ha vendido todo, hay 'sold out'», cuenta Carlos Ituiño, expresidente de Universal Music y que ahora ejerce como promotor del emergente grupo.
A las cuatro de la tarde, cinco horas antes del concierto, los integrantes del grupo ya están concentrados para los preparativos. Red Moon Yard suena muy bien desde los ensayos y la magia comienza a dispararse cuando llega Marilia Andrés, cantante y compositora de renombre que se dio a conocer como una de las integrantes del dúo 'Ella Baila Sola'. Ella será la gran sorpresa de la noche como artista invitada. La química fluye desde el primer momento en el escenario entre Marilia y Marcos cuando ensayan 'Weird Song', uno de esos temas hipnóticos que suena en bucle en tu cabeza.
«La canción tiene algo, ¿verdad?», comenta Marilia Andrés con El Norte en los momentos previos. «Y el grupo suena muy bien, suena clásico, con músicos de calidad. Este es un proyecto personal de Marcos y le va a dar un aire diferente al concierto. Es para disfrutarlo relajado. El otro día toqué en un festival ante treinta y pico mil personas y esto va a ser diferente y muy especial», añade la artista invitada.
Rock budista
Marcos Fernández Fermoselle creó Red Moon Yard con la filosofía budista que practica en su vida y la banda ha prosperado en gran parte gracias al trabajo de Javier Schoendorff, que aquí toca el bajo, pero que posee una formación de música clásica y domina múltiples instrumentos. Él presentó a Marcos al resto de músicos en busca de más 'seniority' (experiencia) con vistas a las actuaciones en directo. «Empecé con él, armé las canciones, las empezamos a evolucionar, las enviamos a Warner y les gustaron. Yo toco la guitarra desde pequeño, pero no soy un virtuoso. Intentar hacer hoy un Pink Floyd no resulta fácil. Más que una banda de rock, esto es una propuesta. No sólo se trata de música», explica Marcos Fernández Fermoselle, enfrascado en este proyecto que va adquiriendo tracción… sin dejar de echar un ojo a las evoluciones deportivas del Real Valladolid –aunque prefiere no hacer valoraciones públicas en ese sentido– y también a la posible venta de la entidad por parte de Ronaldo Nazário.
Mientras el vocalista y líder del grupo se venda un pie antes del concierto (tiene un pequeño hueso fracturado), su hermano Ángel repasa sus propios orígenes musicales, con formación pianística que le confiere gran dominio sobre los teclados. «La persona que más me ha enseñado es Sergio Valdehita, un pianista al que admiro mucho y que también es teclista de Sidecars y de Inazio. Un día le pregunté: 'Sergio, ¿tú lo sabes todo, no?'. Y me contestó: «¡Qué va! Si no sé ni el 2%. Es infinito lo que se puede aprender». Ángel Fernández Fermoselle sabe que la historia de Red Moon Yard despierta la atención de los medios por el cambio de registro de su hermano Marcos, un empresario de gran éxito reconvertido en líder de una banda de rock budista. «Se puede llevar al terreno de la frivolidad, pero la música se defiende sola y suena muy bien», recalca.
Antes del concierto, el también expresidente del Real Valladolid (Ángel ocupó el cargo entre finales de 1999 y los primeros meses de 2000) recuerda su pasado aún más remoto de corresponsal de 'El Mundo' en Estados Unidos y cómo allí compartió camerinos con Mecano antes de un concierto en Nueva York, con una «energía delicadísima» entre los hermanos Cano. «Notaba que algo no fluía entre ellos. Entonces todavía no se sabía que se separarían poco tiempo después», evoca. Aquí, en la sala Joy Eslava, el ambiente es diametralmente opuesto: un buen rollo total. La relación entre los dos hermanos Fernández Fermoselle se antoja inmejorable.
Quedan pocos minutos para salir al escenario madrileño y Ángel también piensa en la cita en enero en Valladolid. «Es el concierto más importante para nosotros, el de mayor carga emocional. Valladolid es otro mundo. Es nuestra casa a nivel sentimental. Allí hemos sido personajes públicos durante muchos años. Volver va a ser como reencontrarte con una exnovia con la que han quedado cosas. Y lo haces con mucha prudencia, intentando no decir nada inadecuado. Va a ser superespecial para nosotros».
Justo en el momento en que Red Moon Yard salta a escena (21:15 horas del pasado viernes), el Real Valladolid empieza su remontada en Vitoria ante el Alavés con un gol de Sylla de penalti. En la sala Joy Eslava, se presentan las canciones del primer disco 'Pureland' y algunos temas del segundo, que se publicará en 2025 (se avanzan Hang Out, Lama Song, Hey Mo y Kappa 4). La voz de Marcos Fernández suena tan elegante como la cuidada música que brota del bajo de Javier Schoendorff, la guitarra de Kike Fuentes, el 'pedal steel' de Pere Mayen, los teclados de Ángel Fernández Fermoselle, la batería de Jorge Malax y los coros de Raquel Martín.
El cantante sintetiza su trayectoria vital y profesional sobre el escenario con un guiño al Real Valladolid: «Primero es un embrión. Luego, un niño que crece, se desarrolla, estudia mucho, trabaja más, gana dinero, su compañía va muy bien, sigue con sus hermanos, la saca a bolsa, es presidente de un club de fútbol y hoy está cantando aquí. Y ya no sé quién es ese que hacía todas esas cosas», dice, entre gritos de 'Viva Pucela' que brotan desde las primeras filas del público porque siempre hay pucelanos en Madrid. Luego, Marcos Fernández recuerda al amigo fallecido que le insistió para tocar en Joy Eslava y constata: «Al final, lo único que vale es el afecto».
Con Marilia en el escenario
La carga emotiva del concierto aumenta en cada tema, con momentos introspectivos como el 'Mantra de Shakyamuni', un canto espiritual dedicado a Buda. Pero los asistentes también bailan y se divierten. El clímax llega cuando Marilia aparece sobre el escenario. La complicidad previa entre la excantante de Ella Baila Sola y el líder de Red Moon Yard crece en presencia de un público entregado. 'Weird Song' suena con una increíble energía a dos voces mientras Ángel y el resto del grupo refuerzan toda la parte instrumental.
La noche bulle en Madrid, el Pucela gana en Vitoria y los hermanos Fernández Fermoselle se despiden de Joy Eslava para parar preparar su vuelta a Valladolid… de momento, seguro, como músicos. «Si lo piensas, allí, en la Sala Blanca del Lava en enero, habrá dos expresidentes del Pucela sobre el escenario», dice Ángel. En la mente resuena una frase que canta Marcos: 'Such a weird life'. Sí, los caminos de la vida profesional pueden resultar «raros» vistos en retrospectiva. Y también fascinantes.
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