El cambio en el banquillo sí le funciona al filial

Quizá el esfuerzo del martes, con remontada temporal y prórroga, le pasó factura al Real Ávila, que repitió en su once a ocho titulares del cruce de Copa del Rey, o quizá pensó que, si puso en aprietos al hermano mayor, lo tendría más fácil contra el menor. O le pasó factura o se equivocó. O las dos cosas. La primera jugada cantó el tipo de partido que se iba a jugar, la defensa de Miguel de la Fuente presentaba una tarjeta de nueve porterías a cero hasta el momento, y en el minuto 2 vio en la distancia el centro de Maroto desde la izquierda y el remate de Delgado al borde del área pequeña. 0-1 y un Ávila que se veía incapaz de enlazar un par de pases seguidos.

Si entró en el partido es porque al Promesas le falta contundencia en las segundas jugadas en el área. Tras el rechace en un saque de esquina, Fer Díaz ganó la pelota y Xavi Moreno cometió la imprudencia de estirar el brazo; el árbitro señaló un penalti inapelable. Parecía que el empate desnivelaría el desarrollo a favor del equipo que ocupaba la tercera plaza de la categoría, pero es muy difícil cuando se cometen tantas imprecisiones en la retaguardia; Delgado prolongó un pelotazo largo, Arnu encaró la portería y el remate salió fuera porque Pascual se estiró para molestar hasta el punto de lesionarse. La deriva del Real Ávila fue tal que tardó cinco minutos en sustituir al central. Los abulenses acusaron la baja de su capitán, volvieron a perderse en la conducción del juego y a regalar espacios por su banda derecha, por donde entró ahora Chasco para centrar y dejar el gol en bandeja a Arnu en el tiempo de prolongación.

De la Fuente movió sus piezas para dejar una línea de tres centrales, cambio táctico que no encontró fruto porque de salida se encontró con el mazazo del tercer gol, esta vez con una entrada por la derecha de Xavi Moreno para servir a un Delgado de dulce. Para entonces, el Real Ávila era un barullo, un equipo en el que se alinearon futbolistas de siete países diferentes, españoles aparte, y donde solo el brasileño Caio Lopes supo acompañar al vallisoletano Adri Carrión, autor de los dos goles coperos, en los ataques locales. El partido entró en una fase de correcalles que beneficiaba al Promesas, que rozó el cuarto en un disparo de Sergi Esteban que buscó la escuadra y, sobre todo, en una contra de Neira que estrelló el balón en la madera.

El Real Ávila salió vivo de la puntilla y dedicó los más de veinte minutos que tenía por delante para asediar el área pucelana con su aviación. Aceves tuvo que emplearse a fondo para despejar con sus puños los centros laterales y para tirar de reflejos bajo los palos, y es que el Real Ávila cantó varios goles en muy pocos minutos. Primero con un remate de Doumbia en el área pequeña que salvó Aceves sobre la línea, la grada llegó a reclamar gol, más tarde en un doble intento de Ayoub, el primero lo tapó el portero y el segundo lo repelió el larguero, volvió a intentarlo el marroquí con un cabezazo que salió por encima del portal, e insistió Mario Rivas con un testarazo que le sirvió a Aceves para adornarse en su estirada.

Cuando el tiempo se consumía hasta alcanzar el 90, el capitán Ortuño metió la pata con una falta innecesaria que le valió la segunda amarilla y dejó al equipo en inferioridad; Chasco se desplazó el centro, las pérdidas de tiempo se castigaron con amarillas y planeó durante un minuto el alargue de hace una semana contra la Gimnástica, cuando el filial empató en el 100, solo que ahora el miedo estaba en su tejado, pero el segundo gol abulense llegó demasiado tarde, cuando solo había tiempo para una jugada y el Promesas supo aguantar y completar la semana blanquivioleta en el Adolfo Suárez.