El bueno, el feo y el malo
A estas alturas de agosto, nos encontramos con poca pegada arriba
Santiago hidalgo
Miércoles, 17 de agosto 2022, 20:08
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Santiago hidalgo
Miércoles, 17 de agosto 2022, 20:08
Si yo fuera jefe de Deportes de un periódico los encuentros de pretemporada de un equipo no ocuparían más que vagas, escasas e intrascendentales líneas. Casi lo mismo que si fuera entrenador. Qué poca importancia le daría a estos envites veraniegos. Y es que, salvo ... en el caso de que seas preparador físico, licenciado o estudiante de CAFyD, o un fanático o seguidor del Big Data, esos partidos demuestran, año tras año, que solo valen para enseñar el buen (o mal) estado físico de un plantel. Del resto, poco.
Un futbolista marca tres goles en pretemporada y luego desaparece de los convocados; otros dos canteranos exhiben maneras, pero luego apenas se les verá a lo largo del año. O lo mejor. Dos o tres meritorios que llegan cuando ya ha arrancado la campaña, aterrizan y casi sin conocer a sus compañeros forman parte del once ideal que el entrenador estaba buscando, precisamente desde que arrancó esa trabajosa pretemporada. Por tanto, ni periodista en su faceta informadora; ni entrenador en la alineadora, tienen en el periodo preparatorio indicios de cómo va a responder el equipo. Mucho menos tampoco el aficionado sufridor de un fútbol que cada vez le pertenece menos, aunque él se empeñe en lo contrario.Hasta ahora la escuadra parecía firme atrás, no encajaba goles y, sin embargo, recibe tres en su primer encuentro de presentación. Un equipo que predicaba sus señas de identidad con el balón, se encuentra (porque esta será la realidad) que en Primera (no así en Segunda) son muchos rivales los que le van a pelear el dominio de la pelota.
Y aquí siempre llega el sufrimiento. Por lo mismo, una escuadra que, a todas vista, le falta gol, siendo esto lo más importante del fútbol. A 18 de agosto nos encontramos con poca pegada arriba. Desde el respeto al jugador, cosa que siempre he hecho en esta columna, y siguiendo la afamada película del oeste, el bueno sería Weissman, pero está lesionado, el malo (para el público al menos) sería un Guardiola al que el respetable no reconoce la condición de hijo pródigo todavía (hasta que un día marque a pares), y el feo, feo, que lo diga el mismo. La verdad es que el director de este Wéstern de 1966 fue Sergio Leone (que no Sergio León). Y las semejanzas son palpables.
Tres pistoleros en busca de un tesoro. Ninguno de ellos lo puede encontrar sin la ayuda de los otros. Por lo demás, desde Almería se reivindican las ubicaciones del Desierto de Tabernas para ubicar allí su rodaje, aunque también Covarrubias y Salas de Los Infantes (aquí Pacheta te la pongo botando), sostienen que en una de las últimas escenas en el cementerio ellos también tuvieron su protagonismo. Mientras tanto, el aficionado sigue esperando que le traigan otro Clint Eastwood con disparo por la escuadra.
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