El autor de este texto considera que el jugador detenido en la operación Oikos y el Real Valladolid tienen por delante un juicio con todas las garantías y otro sumarísimo oficiado por algunos medios
jesús moreno
Miércoles, 29 de mayo 2019, 21:18
Lo peor que le puede pasar a Borja Fernández y al Real Valladolid en los próximos días no será intentar salir del lío en el que uno se encuentra inmerso y que por extensión salpica al otro. Se podría decir que el Pucela, al menos, ... empieza a sentirse cómodo en estas situaciones de máxima tensión, como si hubiera desarrollado un síndrome de Estocolmo con aquellas, de manera que, en los periodos estivales, echara de menos la angustia de sentir que su futuro, otra vez, pende de un hilo. Diera la sensación de que, como les ocurría a los 'yonkis' de Trainspotting, tiene la necesidad de salir a buscar fuera de los terrenos de juego su dosis diaria de intranquilidad para poder sentir emociones cada vez más fuertes pues se diría que la temporada regular, de pura intensidad, le privó de la posibilidad de sentirse vivo sin ayuda de ninguna sustancia psicotrópica. Al fin y al cabo, el Real Valladolid vive sumergido un constante proceso de autodestrucción y vuelta a renacer a modo de ave Fénix, de lo que se puede deducir que se sabe manejar en situaciones como la actual.
Lo peor, como digo, no va a ser encontrarse cara a cara con policía, jueces y fiscales, pues para todo hay solución, el verdadero mal será encontrar a los protagonistas metidos de lleno en las vorágines sensacionalistas de ciertos medios de comunicación por ser los primeros en adelantar la noticia. En descubrir, de nuevo, el desconocimiento que demuestran del funcionamiento del procedimiento judicial, del poco respeto que se tiene a los secretos de sumario y del pisoteo al que se verán sometidos los derechos más básicos que cualquier ciudadano tiene cuando se enfrenta a la Justicia.
La presunción de inocencia, que puede ser considerado como el principio fundamental que corona el Derecho Penal de toda democracia sana, ha chocado frontalmente con la era de la velocidad, la primicia, la noticia mal contrastada y los 'clickbait', esos señuelos que circulan por la red en los que se supedita la calidad y exactitud de la información a los ingresos que se pueden obtener con cada internauta que accede al contenido de esta. Borja Fernández y, quién sabe, el Real Valladolid tienen por delante dos procedimientos, el judicial con todas las garantías, y -lo que es peor- el sumarísimo oficiado por ciertos medios que, por petición popular, actuarán como en las películas del oeste: primero colgarán a los acusados y después los juzgarán.
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