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Borja Fernández: ni futbolista, ni empresario, 'bon vivant'

Borja Fernández: ni futbolista, ni empresario, 'bon vivant'

Enamorado de su hija, su hermana y su sobrino, bloguero, amante de la buena vida y con un alma introvertida, el empresario y ayudante técnico en el promesas explora entre Valladolid y la Ribera Sacra su nuevo mundo tras abandonar el terreno de juego

LÍA Z. LORENZO

Domingo, 9 de mayo 2021, 09:25

Borja Fernández fue futbolista, ahora es empresario y siempre ha sido un 'bon vivant', un hombre del siglo XIX reconvertido a la modernidad del siglo XXI. Es habitual verle sentado en la terraza de Melel, restaurante del que es socio, con camisa, pantalón de vestir y un chaleco gris que le da un aire decimonónico, que roza la romántica imagen de Lord Byron, que tal vez reflejó en su poema 'Canción del Corsario' lo que se esconde detrás de la imagen de hombre triunfador que brilla tras el pelo con el corte a la última moda y la barba perfectamente perfilada. «En su fondo mi alma lleva un tierno secreto solitario y perdido, que yace reposado». Unos versos que indagan en el alma de ese Borja Fernández desconocido. Alejado de esa imagen extrovertida que proyecta, dicen todos los que le comprenden que es un hombre tímido, que vivió un infierno cuando con 15 años se tuvo que ir de su casa para vivir en Madrid y buscar su sueño de jugar en Primera División. Borja llamaba a veces llorando a su casa, exponiendo la dureza del fútbol base, donde los niños se van de su casa muy jóvenes. Al otro lado del teléfono estaban sus padres, que le instaban a aguantar, a seguir adelante, algo que ahora Borja agradece enormemente ya que entiende que sin ellos no hubiera llegado a la elite del fútbol.

Y como el corsario de 'Las Peregrinaciones de Childe Harold', Borja Fernández ha sido un trotamundos, uno de los primeros futbolistas en atreverse a viajar hasta la Liga India para jugar en el Atlético Kolkata, que ha jugado en el Real Madrid, el RCD Mallorca, el Real Valladolid –en tres épocas– el Getafe, el Deportivo de La Coruña, el Eibar y el Almería. Y consiguió retirarse a lo grande, el año del último ascenso del Real Valladolid, con toda la afición en el estadio, algo que ahora parece parte de un sueño, huérfanas las gradas de sus aficionados. Tras casi 20 años de carrera futbolística, la historia era tan perfecta que nadie esperaba que tras tanta luz llegara la oscuridad.

En mayo de 2019 el ya excapitán del Real Valladolid salió esposado de su casa, detenido por la Policía Nacional en una operación contra el presunto amaño de partidos en Primera y Segunda División. A partir de ahí empezó su pesadilla, con grandes titulares en los medios nacionales, la retirada de su pasaporte y los días más negros en la vida del exjugador. De repente, su historia se había ensombrecido. Pero, a pesar de todo, sus amigos más íntimos señalan que él mantuvo la calma, que no se hundió y que solo pensaba en que todo terminara para poder seguir adelante. La comunicación del juez que llevaba el caso Oikos por la que le exculpa de cualquier vinculación con el amaño de los partidos llegó un año y cuatro meses después, un año y cuatro meses de sombras que enraízan aún más a Borja con el mítico romántico del hombre por encima del sistema, del dandi perseguido, del corsario en busca de aventuras.

Pero las leyendas se difuminan en el siglo XXI, esta centuria tecnológica en la que cada vez queda menos hueco para el romanticismo. Lo sabe Borja Fernández, que sigue unido al fútbol a través del Real Valladolid –forma parte del cuerpo técnico del Promesas, el filial del equipo blanquivioleta– pero que ha construido un pequeño imperio fuera del terreno de juego a caballo entre la Ribera Sacra y Valladolid, dos de los lugares donde él es y ha sido feliz. Gestiona dos casas rurales y una bodega –con su vino Sibaritas– en Galicia y es socio de Melel en Valladolid para crear un círculo perfecto para todo amante de la vida que se precie. Viajes, vino y gastronomía para el 'bon vivant'. Y la cuarta pata es la cultura, donde Borja por el momento solo invierte su tiempo.

Ha invertido en varias empresas relacionadas con el mundo de los viajes, la gastronomía y el vino

Conocida por todos sus seguidores en redes sociales es su pasión por la música indie (aquí puedes escuchar su recomendación musical contra la fatiga pandémica), pero pocos son los que saben de su voracidad lectora y de su entusiasmo a la hora de recomendar lecturas a su círculo más íntimo. Ni de la pasión que pone en cada entrada de su blog –felizvida.org– ni conocen que se ha decidido y está dando los primeros pasos para escribir un libro. Puede que el espejo de Dorian Gray ya no le devuelva la imagen en el terreno de juego, pero, desde luego, Borja Fernández no tiene miedo a mirarse en busca de su próxima peregrinación hacia la buena vida.

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