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Blanca y Violeta. La asociación de sus nombres no podía encerrar más carga simbólica en un Real Valladolid Femenino que suma ya seis victorias consecutivas en su primer curso en Tercera RFEF, el cuarto escalón del fútbol nacional. Blanca Serrano Llanos (Valladolid, 2004) juega como ... lateral o central en la línea defensiva. «Empecé en el Villa de Simancas, donde estuve alrededor de ocho años. Luego me fui al Atlético Lince, el equipo femenino del Laguna, en el que jugué cuatro años. Pasé al Parquesol las dos últimas temporadas y este año he llegado al Real Valladolid», explica la defensa. Violeta Antón Guerrero (Valladolid, 2010) sólo tiene catorce años y empezó a jugar al fútbol a los ocho. «Fue en el equipo de mi barrio, el Unión Delicias, hasta que hace tres temporadas me llamó el Real Valladolid y vine», explica esta joven canterana que ya deslumbra con el primer equipo blanquivioleta.
Por sus nombres, Blanca y Violeta parecían predestinadas a jugar juntas en el Real Valladolid. «Alguna vez me han hecho la bromilla mis amigos y también se ha comentado en el autobús», explica Blanca Serrano. «Ha sido coincidencia que cayéramos en el mismo equipo a la vez. Podría haber jugado una un año y en el siguiente haber aparecido la otra», añade la defensa.
Para las dos futbolistas vallisoletanas, militar en el Pucela supone todo un orgullo. «Es un subidón cuando te llaman. Es como… guau, representas al equipo de tu ciudad», cuenta Violeta Antón. «Mi padre lleva treinta años siendo socio del Real Valladolid. Así que cuando nací me hizo socia y he venido a todos los partidos que he podido hasta la fecha», añade la delantera. Blanca Serrano subraya «lo bonito» que supone «representar a la ciudad» a través del Pucela porque «es el equipo que lleva el nombre de Valladolid». «Yo he venido menos veces al estadio, pero sí que es verdad que cuando he acudido hay un gran ambiente», agrega la central.
Sobre el césped, las dos tienen asignados roles diferentes y no es frecuente que un balón que tiene Blanca en las botas llegue directamente a Violeta. «Lo lógico es que pase antes por las mediocentros o por las carrileras», dice Blanca. «Bueno, si atina en el pase y yo corro bien, podría ser, ¿no?», tercia Violeta.
Con características futbolísticas muy diferentes, a Blanca le sorprende que, siendo tan joven, su compañera Violeta se muestre tan «rápida y hábil con los pies»: «En el uno a uno es muy difícil de defender. Menos mal que no tengo que enfrentarme a ella porque en espacios muy cortos y al ser tan hábil con los pies a las centrales nos descoloca bastante...».
«A mí lo que más me llama la atención de Blanca es lo bien que va en los duelos de cabeza y también en los cortes. Se tira al suelo y lo lucha todo», desliza Violeta.
La defensa y el ataque sustentan los éxitos de este Real Valladolid Simancas en el que el vestuario hace piña constante. «Nos llevamos bien entre nosotras dos y también todo el equipo», explica Blanca Serrano. «Todas trabajamos en defensa y lo que el entrenador nos pide específicamente a la línea defensiva es mantener la portería a cero, en la medida de lo posible, y salir desde abajo con el balón jugado». El rol de Violeta Antón queda claro: contribuir con goles a los éxitos colectivos. La atacante suma ya tres dianas este curso, después de su doblete del pasado fin de semana en el 7-0 ante el CD Romanon. El primer tanto de Violeta en Tercera RFEF, contra el CD Lugo, resultó inolvidable porque llegó en el tiempo añadido para dar la victoria al Pucela. «Nahia centró y cogí el rebote en el borde del área pequeña… Cuando marqué, sentí un subidón y me fui al córner a celebrarlo», narra Violeta Antón. «Sí, fue un subidón para todas, tanto las que estábamos en el césped como las que permanecían en el banquillo. Meter un gol en los últimos minutos que da los tres puntos pasa muy pocas veces...», destaca Blanca Serrano.
Asentarse en la categoría
El techo de este Real Valladolid Simancas aún está por definir: el equipo es cuarto en la tabla y encadena seis triunfos seguidos. «Como conjunto recién ascendido, la clave ha sido asentarnos en la categoría lo antes posible. Sabemos que podemos competir con cualquiera, pero si no se define el partido también podemos perder. Hay que mantener la portería a cero y aprovechar nuestras oportunidades», dice Blanca. «Y tomarnos en serio los entrenamientos y esforzarnos siempre al máximo», añade Violeta. La idea es «optar a los puestos de arriba» teniendo en cuenta que un nuevo ascenso «costará muchísimo».
Violeta Antón brilla con goles, pero debido a sus 14 años necesitó una licencia especial para jugar con el primer equipo del Real Valladolid en Tercera RFEF. «Solicitamos los papeles en la Federación, pero no se hizo oficial la licencia hasta el día anterior al primer partido de Liga a las ocho de la tarde». El hecho de proceder de la cantera del Real Valladolid jugó en favor de una rápida adaptación. «Es lo bueno, que las canteranas que llegan ya conocen la estructura», apunta Blanca. «Yo la mayor diferencia que noto es en el físico porque algunas me sacan una cabeza… pero es verdad que a nivel de juego de pies no se nota tanto», expone Violeta.
El sueño de jugar en Zorrilla
A las dos futbolistas vallisoletanas les gustaría jugar algún partido en el estadio José Zorrilla, como ha sucedido con el Pucela femenino en el pasado. «Sería muy bonito, aunque creo que deberíamos entrenar antes algún día allí porque nos tendríamos que adaptar a un campo grande para buscar más los espacios», considera Blanca Serrano. «Para mí sería un sueño… y también para mi padre, claro. A ver: es un estadio de fútbol, con césped bueno…», recalca Violeta Antón.
Los éxitos recientes del fútbol femenino español han propulsado el interés por de este deporte ente las chicas más jóvenes. Blanca y Violeta son ya referentes para las benjaminas de la cantera del Real Valladolid, que las contemplan con admiración como al resto de jugadoras del primer equipo. De pequeña, Blanca tenía como ídolos a los centrales Carles Puyol y Sergio Ramos y ahora su máximo referente es Mapi León, la central del FC Barcelona. Violeta se ha fijado en el espejo de Alexia Putellas y de Olga Carmona.
Blanca Serrano cursa la carrera de Fisioterapia y saca tiempo de donde puede para estudiar, a veces en el propio autobús del equipo durante los viajes. «Yo estoy en tercero de la ESO, así que no lo noto tanto», expone su compañera Violeta Antón.
Las dos jugadoras disfrutan de la música en sus momentos de ocio: Violeta se decanta por Rauw Alejandro y Blanca por una infinidad de artistas, además de dibujar cuando encuentra tiempo libre. Las dos tienen palabras de agradecimiento para sus familiares más cercanos, ayuda imprescindible para llegar donde han llegado. «Han hecho un gran esfuerzo para llevarnos y traernos de los entrenamientos y partidos cuando éramos pequeñas. Se ve su sacrificio para que podamos luchar por el sueño de ser futbolistas», destaca Blanca. «Sí, está el compromiso de mis padres, de llevarme, traerme… y lo tienen que seguir haciendo porque yo aún no puedo conducir. Pero es un sacrificio que hacen con cariño y eso se nota», complementa Violeta.
Hablar de Blanca y Violeta es hablar de los éxitos colectivos de un Real Valladolid Femenino especializado en conjugar el verbo ganar. Y sus nombres, juntos, no pueden resultar más referenciales. Ellas representan, literalmente, los colores distintivos del Pucela.
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