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David Pisonero y Eduard Koksharov. El Norte
El banquillo, la psicología y los gallos

El banquillo, la psicología y los gallos

Pausa de hidratación ·

Los entrenadores deben encontrar hoy el equilibrio idóneo para controlar el vestuario y manejar la pizarra por igual

Viernes, 18 de octubre 2019, 07:20

He sostenido siempre que aquel que quiera vivir en un banquillo profesional tiene que ser más psicólogo que entrenador. Que antes de esparcir conocimiento debe controlar su vestuario si no quiere ver cómo se le revoluciona el gallinero de la noche a la mañana. Ya ... saben, aquello de que con dos gallos en el mismo corral, las gallinas cacarean. Y digo esto porque alguna clase se debió saltar el bueno de Pisonero antes de viajar a Macedonia para dirigir al mejor equipo de Europa. Lo ha ganado prácticamente todo desde que cogió las riendas en verano y el único lunar (tres victorias y una sola derrota en Champions) le ha mandado al rincón de pensar –con esa vara de medir la temporada anterior hubiera cambiado hasta cinco veces de entrenador antes de proclamarse campeón de Europa–. Y después de pensar ya no sabe si el impulsor del golpe de Estado lo tenía en el propio vestuario o en el despacho contiguo donde Koksharov, gallo mayor en esto del balonmano –por su condición de exjugador estrella y también por su origen ruso–, presenta suficientes antecedentes en lo que a remover corrales se refiere para bajar al banquillo desde su posición de director general.

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