Ni aspirina ni aspirino
La Trece Catorce ·
«Nos visita el Elche, el último, esa es la realidad, y ese efecto curativo propio es más de santeros y curanderos, poco asido a la verdad»La Trece Catorce ·
«Nos visita el Elche, el último, esa es la realidad, y ese efecto curativo propio es más de santeros y curanderos, poco asido a la verdad»El único equipo aspirina que conozco es el Bayern de Múnich. Y estos juegan al fútbol como el que lo inventó. Da igual que los quiten a su máximo goleador, que cambien de entrenador, que fichen a tres o cuatro nuevos o que toquen a ... su mejor pelotero. El fútbol ya decía el inglés Gary Lineker que era ese deporte en el que juegan uno contra otro y suele ganar casi siempre Alemania (o sus elementos).
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Por eso, que un equipo llegue a Zorrilla con una devastadora trayectoria de cero victorias, diez empates y otras tantas derrotas en sus últimos encuentros, y en esta campaña concretamente cuatro empates y ocho derrotas (8 goles a favor y 27 en contra), cambio de entrenado incluido, para mí no es más que un motivo de esperanza. Se presume que el equipo está pasando un mal momento, que tiene muchas dudas, que no funciona y que en estas jornadas, pre dichoso Mundial, es la escuadra que menos ha sumado como colista. Por lo mismo, no encuentra su fútbol ni su estilo ni su identidad (para alcanzar los logros con sus recursos) como diría Calero, el entrenador del «brillante» Burgos. Es, a priori, una presa fácil. Se mire como se mire.
Es frecuente que, sin embargo, en las conversaciones de bar, entre 'cro' y 'cla' (entre croquetas y claretes), ¿verdad Bernar?, aparezcan los agoreros a teñirlo todo de negro. Que si somos especialistas en dar vida a los muertos, que si aquí resucitamos a cualquiera, que si en Zorrilla rompemos cualquier racha negativa, que si somos el factor aspirina, que si… Independientemente de este argumento sanador como si fuera el bueno de Lázaro, la realidad es que nos enfrentamos a un equipo con la moral baja, al que cualquier situación le puede hacer resquebrajar su estructura a las primeras de cambio. Con una confianza bajo mínimos. Eso hay que aprovecharlo. Siempre preferiré jugarme los tres puntos con el último de la tabla que con el primero. ¿Por qué? Es obvio. Uno tiene 32 y el otro 0 en su casillero. Los méritos de puntuación son victorias y estas son juego y goles. Según Guillermo de Okham y su navaja, la explicación más sencilla suele ser la más probable. Hay que explicar lo desconocido en términos de lo conocido. Nos visita el Elche, el último, esa es la realidad, y ese efecto curativo propio es más de santeros y curanderos, poco asido a la verdad.
Por lo tanto, pensemos en positivo y en victorias y no nos pongamos la tirita ni la aspirina antes de la herida o el resfriado. Por el bien de nuestra salud.
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