Arroyo cree en la permanencia del Promesas

El encuentro comenzó con los jugadores del Badajoz arrodillados mostrando su malestar por los impagos, una situación que está creando una situación crítica en el entorno pacense. Bajo los aplausos de toda la grada en apoyo a los jugadores, el balón echó a rodar en el segundo treinta. Ambos conjuntos no especularon y salieron a morder desde el inicio. Fue el Badajoz el primero en amenazar con varios disparos. Zelu, en dos ocasiones. y David Concha probaron fortuna sin éxito. No tardó el Promesas en acaparar el balón. tejiendo jugadas con Moha como principal estilete creador. Por sus botas pasaba el juego, era el timón del barco. El mediocentro trasladó el balón hacia las bandas. En el costado izquierdo se encontraba Diego Moreno, cuyos centros rasos inquietaban, pero ningún jugador blanquivioleta pudo embocar a portería. Pudo hacerlo Arroyo, pero cuando lo tenía todo a favor se trastabilló sin poder rematar con comodidad.

La permisividad arbitral comenzó a generar cierto runrún desde el tapete. Las faltas fueron una constante, pero pocas veces se frenó el juego. En esa tesitura, el Badajoz trató de volcarse, aunque no tenían una idea clara de cómo llegar hasta la portería de Aceves. Solo Zelu inquietaba con sus desbordes y disparos desde la izquierda. En la punta de ataque se encontraba Gorka Santamaría, impotente al ver como no le llegaban balones. Su angustia la acabó pagando con los defensas anfitriones, con numerosas disputas. La defensa blanquivioleta formada por Kike Ríos y Saturday se mostró firme. El zaguero nigueriano fue una roca, mostró serenidad, se anticipaba y robaba, quizás uno de sus mejores partidos.

El paso por las casetas no varió el guion. Moha continuó cocinando cada jugada local, meciendo el balón, aunque faltaba rematar entre los tres palos. Hasta que apareció una genialidad de Arroyo. Cuando aún no se había cumplido la hora de partido, el delantero recibió un pase filtrado de Mikel Carro, controló de espaldas, se giró y embocó a portería. El 1-0 insufló de energías al Promesas que no renunció a buscar el segundo aunque tuvo que adaptar un estilo diferente, el de robar y salir al contragolpe con velocidad. Para los pacenses, el gol fue como un golpe al mentón. Con mayor control de balón que en el primer acto, buscaron igualar la contienda, pero cuando la moral está baja, todo se ve nublado. Isaac Jové introdujo a Aquino y Adilson en busca de mayor mordiente. El camino del gol se les hacía estrecho, la alta presión blanquivioleta no dejaba maniobrar con comodidad.

La entrada de Paulo Vitor aportó mayor velocidad a los ataques blanquivioletas, pero el brasileño se empachó de balón, desperdiciando algunas ocasiones que hubieran sentenciado el duelo. Los siete minutos de añadido fueron un mundo, un mini partido en el que pudo pasar de todo. El Badajoz se volcó sobre la portería de Aceves. Aumentaron las pulsaciones. Adilson disparó alto desde la frontal y Tahiru pudo igualar el marcador, pero cruzó demasiado su tiro. La defensa blanquivioleta tiró de fortaleza mental para anestesiar el ímpetu pacense. Fresneda, imperial, cerró espacios y sin tiempo para más, el Promesas sumó tres puntos que les hace mantener viva la llama de la salvación.