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Aritz Aduriz, tras marcar un gol con el Real Valladolid en noviembre de 2005. Ramón Gómez
Aritz Aduriz y su explosión blanquivioleta

Aritz Aduriz y su explosión blanquivioleta

Retrospectiva ·

Santiago Llorente y Alfonso Serrano, ex responsables deportivos del Real Valladolid, recuerdan cómo contrataron al delantero vasco en 2004 y el rendimiento inmediato que ofreció

Arturo Posada

Valladolid

Domingo, 8 de marzo 2020, 09:06

La estrella de Aritz Aduriz (39 años) brilla por última temporada en el fútbol español. Ejemplo de longevidad futbolística, el delantero donostiarra del Athletic Club se despide esta campaña de la alta competición después de 16 campañas como delantero consolidado en Primera. En su anticipado adiós, toca echar la vista atrás y recordar su eclosión. Y ahí aparece el Real Valladolid, el club donde se propulsó. La génesis de su fichaje muestra el olfato que tuvo entonces la dirección deportiva blanquivioleta, formada por Santiago Llorente y Alfonso Serrano. Los dos responsables de su fichaje explican ahora cómo se gestó su llegada a Zorrilla.

«Aduriz estaba jugando en el Burgos, en Segunda B. Nosotros seguíamos mucho entonces al filial del Atlético de Madrid, que estaba en el mismo grupo. Le vimos jugar y rápidamente pedimos reunirnos con sus agentes», relata Santiago Llorente, entonces director deportivo del Real Valladolid.

Alfonso Serrano era el 'número dos' de la parcela deportiva y conocía bien las habilidades de Aduriz de su etapa en el Bilbao Athletic. Sus goles en el Burgos no pasaron inadvertidos para el radar blanquivioleta. «Hicimos un seguimiento de los mejores delanteros de Segunda B. La primera vez que le fuimos a ver ya nos gustó mucho. Le seguimos varios partidos. Le fui a ver yo y luego Santi. En ese momento decidimos acometer su fichaje».

El Real Valladolid se adelantó a otros clubes, especialmente de Segunda, que querían hacerse con sus servicios, una vez que Aritz Aduriz quedara libre a partir del 30 de junio de 2004. Los clubes de Primera le observaban menos. El Real Valladolid aún estaba en la élite (aunque descendió al final de aquella temporada) y adivinó mucho futuro en el joven delantero donostiarra. Cuando Santi Llorente lo vio en acción con la camiseta del Burgos quedó deslumbrado: su calidad era, potencialmente, mayor que la de los atacantes que el club pucelano ya tenía en nómina. El trabajo de 'scouting' estaba a punto de cuajar.

«No creo que el mercado de Segunda B estuviera entonces menos controlado, aunque sí que lo controlábamos de forma distinta», recuerda Alfonso Serrano, actualmente director deportivo del Córdoba. «No sé si de forma mejor o mejor. Antes también teníamos toda la información de Segunda B, Segunda y Primera. Aunque de otra forma. No teníamos 'big data'. Nos fijábamos en las estadísticas de cada jugador y en los informes que hacíamos. Creo que hacíamos más campo que ahora, más viajes, más ver a los futbolistas 'in situ'».

La rapidez, clave

Alfonso Serrano considera que la clave estuvo en la celeridad con la que se acometió su fichaje. «Estuvimos muy rápidos. La decisión fue casi instantánea. Le vi yo, le vio Santi y decidimos reunirnos con los representantes para firmarle».

La negociación final corrió a cargo de Santi Llorente y el entonces presidente blanquivioleta, Carlos Suárez. «Tuvimos un par de reuniones con sus agentes en un hotel a la salida de Burgos. Efectivamente, lo gestionamos todo muy rápidamente y llegamos a un acuerdo», relata Llorente.

Durante la operación, gestada en los primeros meses de 2004, el Real Valladolid aún militaba en Primera División, pero la amenaza del descenso era real. «A Aduriz lo firmamos antes de que acabase la temporada. Es más, en el contrato se contemplaban las dos opciones: las condiciones económicas si el equipo se mantenía en Primera o si descendíamos a Segunda. Estábamos en riesgo de descenso: se habían lesionado Makukula, Jesús Sánchez Japón y Sousa. Pero Aduriz estaba convencido de que quería venir al Real Valladolid», rememora Santiago Llorente

Aritz Aduriz tenía entonces 23 años y era un desconocido para el gran público. Su nombre no generaba especial ilusión entre la hinchada pucelana. Después del mazazo del descenso a Segunda, existían dudas en la dirección deportiva blanquivioleta sobre la conveniencia de que Aduriz se convirtiera en el primer nombre anunciado oficialmente para aquella campaña. «Era el primer fichaje que habíamos cerrado, pero preveíamos que no iba a generar mucho entusiasmo cuando lo comunicáramos», apunta Santi Llorente.

La percepción no andaba desencaminada: El Norte relegó su contratación a una noticia secundaria en su edición del viernes 9 de julio de 2004. Entonces, ilusionaba mucho más la llegada de otro delantero, Germán Hornos, cedido por el Sevilla como contrapartida al traspaso de Fernando Sales al club hispalense.

«Finalizar las jugadas»

Durante su presentación, recogida ya con más honores en el periódico, Aritz Aduriz apuntó que su mejor virtud pasaba por «finalizar las jugadas». Es decir: el joven ariete vivía con el gol en la cabeza. En aquella rueda de prensa, el delantero no quiso profundizar sobre su marcha de Lezama, donde el Athletic le veía poco futuro. La relación con el club bilbaíno con Aduriz ha sido extraña: le ha dejado escapar dos veces (la primera libre, la segunda vendido al Mallorca) y le ha comprado otras dos (pagando traspasos al Real Valladolid y al Valencia).

En el Pucela tuvo un impacto inmediato. «Habíamos bajado a Segunda y nos encontramos con una delantera en la que estaban Aritz Aduriz y Germán Hornos. El rendimiento de Aduriz nos sorprendió a todos: a los que creíamos en él y a los que no creían. Fue increíble desde la pretemporada», comenta Alfonso Serrano. «Y ya en el primer partido metió tres goles...», añade Santiago Llorente.

El entrenador Sergio Kresic le concedió la titularidad en la primera jornada en Mendizorroza ante el Alavés. Germán Hornos se quedó en el banquillo de inicio, lo que generó mucha sorpresa antes del choque. Pero Aduriz se estrenó a lo grande para convencer a los más descreídos: abrió el marcador de penalti y marcó otros dos tantos para completar un 'hat trick' en su debut como blanquivioleta en Segunda. El Real Valladolid ganó por 2-4. Aquella campaña Aduriz acabó como 'pichichi' del equipo, con 14 goles, seguido de Germán Hornos y Víctor Fernández, con ocho tantos cada uno.

Durante la temporada (marzo de 2005), el Real Valladolid llegó a un acuerdo con Aduriz para modificar el contrato de tres años firmado el verano anterior. La cláusula de rescisión subió de 3 millones de euros a 5,5. El compromiso entre las dos partes se amplió dos años, de 2008 a 2010.

Sin embargo, el Real Valladolid y el Athletic Club negociaron su traspaso pocos meses después, en una operación que cristalizó en diciembre de 2005. El club bilbaíno pagó 2,9 millones de euros más un plus de 100.000 euros por cada diez partidos que disputase aquella campaña 2005-2006 (jugó 15). En el Athletic marcó 22 goles en dos temporadas y media antes de ser traspasado al Mallorca, donde jugó dos años (23 goles en Liga con los bermellones). Luego llegó la etapa en el Valencia (2010-2012) y su vuelta al Athletic, donde ha echado raíces definitivamente.

Blanquivioleta en el Athletic

Pero Aduriz nunca ha olvidado al Real Valladolid. En su primera vista como rojiblanco a Zorrilla (octubre de 2007), entró al vestuario local al finalizar el partido para saludar a sus antiguos compañeros y salió enfundado en una camiseta blanquivioleta... después de marcar los dos goles que dieron la victoria al Athletic. Peor recuerdo queda del encuentro jugado en febrero de 2013, cuando le rompió el pómulo Marc Valiente de un codazo en un salto, lo que obligó al central del Real Valladolid a pasar por el quirófano.

Aritz Aduriz marcó 20 goles en la temporada y media que lució el escudo del Real Valladolid. Además, dejó tres millones de euros tras su traspaso al Athletic. «Los delanteros explotan más tarde que otros jugadores», subraya Alfonso Serrano. «Con él tuvimos la suerte de que le cogimos justamente en el momento de su explosión», añade el actual director deportivo del Córdoba. «Fue una operación muy buena», finaliza Santiago Llorente. «Su fichaje resultó excelente».

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