¿Ben Arfa? Ven tú, Masip

Suerte también que el Celta de Óscar García sea un equipo aún en construcción. El técnico catalán cogió a los celestes en noviembre tras la destitución de Escribá y apenas ha trabajado cuatro meses con una plantilla, sobre el papel –Aspas, Rafinha, Denis Suárez–, llamada a puestos más desahogados en la clasificación que por los que transita.

Al final, un punto que sabe a gloria tras lo visto sobre todo en la segunda parte, donde los del Celta amenazaron el área del equipo local, sin que tampoco fuese un asedio épico y con la garantía de una defensa siempre en su sitio, generosa en acciones solidarias y con un Masip en estado de gracia, no solo en el penalti que le paró a Aspas, también en un remate con mucha intención del Príncipe de las bateas en el 51. Hubiera sido interesante mirar para adelante y ver qué es capaz de hacer ese prometedor Ben Arfa, pero el partido discurrió por un camino que obligaba a mirar para abajo, donde el portero pucelano salvó un punto.

Y todo en un césped que daba gloria verlo, eso sí, por la tele; con una flamante grada en el fondo sur –mira que costó verla en pie y vacía parece un regalo despreciado– y sin ese foso que anclaba al viejo Nuevo José Zorrilla en los años ochenta de un fútbol que se consumía con miedo, como ahora, si bien aquellas amenazas se podían ver sin necesidad de microscopio.