Fresneda y Vinicius, el desparpajo de la juventud.
Fresneda recupera la pelota e intenta un caño inverso sobre Vinicius. De taco. El brasileño, que vive en el fútbol samba, rechaza el envite, pero agradece el gesto. Chocan los cinco bajo la mesa. El madridista hace ... un guiño de complicidad. Un defensa intentando una delicatesen. Este chico vale. Vini no suele encontrarse con marcadores que busquen algo más que sacarle del partido y coserle a patadas. Fresneda le paró con el desparpajo que gobierna su juventud. Y lo hizo en el centro del foco, con media Europa mirando. El futbolista blanquivioleta acribilló la banda con sus tacos. Tan pronto atrás, de repente en ataque. El Pucela tiene un tesoro.
La mano de Masip como bombona de oxígeno para respirar
Los haters le critican cuando el balón sobrevuela su área pequeña. 'Se le cae el larguero encima', vocean. Es lo fácil. Masip tiene carencias, como cualquiera de los humanos que pisamos La Tierra, pero también virtudes. Muchas. Siempre hay una guadaña esperando su gazapo. Ayer, sacó la mano a pasear para arrancar al Real Valladolid del borde del abismo. Ante el Madrid. Casi nada. El cuadro merengue está acostumbrado a embocar una a la vuelta de media ocasión. En Zorrilla se encontró con Masip. Vinicius se topó dos veces con el arquero blanquivioleta, que volvió a ser determinante sin levantar la voz.
Aguado y la curva invertida para intentar batir a Courtois
Para superar a Courtois hace falta un remate perfecto. León estuvo a un milímetro. El mejor portero del mundo no da para medianías. Álvaro Aguado se puso el traje de superhéroe y descorchó dos remates a puerta que entonaron el 'uy'. En ambas ocasiones lo intentó desde fuera del área. Así, de lejos, para sorprender. En la primera metió una mezcla de interior y empeine para dibujar una parábola desde la derecha que iba camino de la escuadra contraria hasta que el meta madridista voló y despejó. En la segunda, arrancó desde la izquierda y buscó la envolvente, también con la diestra. El balón acarició el palo.
Benzema o la reválida de marcar a un 9 con alma de 10
Benzema es un nueve con alma de diez. Un tipo que parece que juega de ariete pero que de repente se incrusta en el escuadrón para reventar la puerta desde atrás. Y en este juego del escondite, hora piso área, hora me salgo a la mediapunta, la retaguardia del Real Valladolid vivió en un examen permanente. Los centrales sufren menos con un tronco. Al menos saben que siempre va a buscar la segunda jugada. Ahora la peino, ahora la bajo. Con Benzema nada es previsible. Joaquín y Javi Sánchez interpretaron bien el fútbol del francés y enterraron el corcho en la escopeta de Karim, que solo voló tras el penalti.
Más penalti el primero que el segundo: el VAR
El VAR no es el VAR, es quien lo interpreta. Cada partido dibuja un mundo. No hay un denominador común. Las charlas valen de poco. Un pisotón hoy es penalti y mañana, teatro. En Zorrilla se vivieron dos escenas que retratan a los que descifran la herramienta. En las dos apareció Javi Sánchez. En la primera golpeó el balón de frente, cayendo, pero sabiendo lo que dejaba detrás. El árbitro escondió al VAR. La que decidió el partido, sin embargo, no fue tan clara, aunque el VAR lo vio diáfano. El central saltó desequilibrado por el empujón de Rudiger y extendió el brazo para chocar sin mirar, de espalda. Más penalti el primero que el segundo. Cosas del VAR. El Madrid sentenció con la muleta.
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