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El pasado 7 de julio, tras varias semanas de negociaciones, el Valladolid hacía oficial uno de los fichajes más deseados por gran parte de la afición: el regreso de uno de los hijos pródigos, el meta palentino Sergio Asenjo volvía para defender la portería del ... club pucelano en la vuelta a la Primera División. El club había apostado unos días antes por la renovación del capitán Masip, descartando la continuidad de Roberto Jiménez -más adelante rescindido- y de Caro -que se marchó de nuevo al Burgos-.
Firmaba por dos temporadas (hasta junio de 2024) a sus 33 años. Aunque ya había debutado con el primer equipo en la 2006-07, no fue hasta la 07-08 cuando irrumpió con fuerza en el Real Valladolid ya en Primera División, en la 08-09 ya confirmó su puesto de titular y eso que tuvo que solventar su primera lesión de rodilla, la primera de varias importantes en su fructífera carrera. Todavía ese curso le dio tiempo a regresar siendo clave en la última jornada en el Villamarín en la salvación del Pucela.
Luego ya inició su carrera por clubes como el Atlético de Madrid, Málaga (cesión), hasta que se consolidó en el Villarreal con nada menos que nueve temporadas consecutivas. En sus vitrinas particulares lucen 1 Copa del Rey, 3 Europa League, 2 Supercopas de Europa y 1 Eurocopa sub-19 con España. Aunque quizá lo más destacable es haberse levantado de varias lesiones gravísimas de rodilla.
Esta pretemporada en el Real Valladolid se ha repartido los minutos casi de forma milimétrica con Masip, en varios partidos siendo clave con actuaciones meritorias, partiendo el de Palencia como titular a las órdenes de Pacheta en la Liga. Pero no ha sido el estreno deseado por Asenjo. No ha estado a su altura, a la altura de un portero de su historial y calidad. También es cierto que la pasada campaña se la pasó casi en blanco para un meta acostumbrado a jugarlo casi todo en Villarreal salvo cuando las lesiones se lo impidieron. Apenas fueron ocho partidos: 6 en la Liga, uno en la Copa del Rey y la Supercopa de Europa frente al Chelsea. El resto fueron para Rulli.
Este viernes en el Pizjuán Asenjo cumplía nada menos que 300 encuentros en Primera División, 49 han defendiendo la elástica blanquivioleta, una «efeméride amarga por la acción que supuso el empate de los locales», como se reconocía en la propia web del club pucelano.
Errores sonados
En sus dos partidos como titular ha tenido aciertos, importantes, y errores, serios, ante el Villarreal en Zorrilla (0-3) y el Sevilla (1-1). En el estreno en casa ante los de Emery, el palentino comenzó el partido con un paradón: fue tras un pase en profundidad a la contra hacia Jeremy Pino que desde casi el pico izquierdo del área se sacó un zapatazo que Asenjo, bien colocado, despejó a una mano un fuerte zapatazo.
En el 0-1 se quedó en tierra de nadie, Pino se internó en la banda tras superar a Escudero y a su centro dividido trataron de llegar El Yamiq y Asenjo lanzándose al suelo con los pies, tocó el marroquí pero no el meta, el balón acabó en el segundo palo con la permisividad de Joaquín dejándolo pasar y ahí apareció Jackson para marcar. En el 0-2 no tuvo nada achacable el palentino porque Jackson encaró a Olaza, se fue hacia adentro y encontró solo a Baena en la frontal, que hizo un sutil pase a la red desde allí junto al palo derecho con Asenjo mirando cómo entraba junto al palo. En el 0-3 fue víctima de un mal pase atrás de Aguado, el meta se lo sacó de encima como pudo con otro mal despeje que tampoco pudo arreglar Joaquín de cabeza y desde fuera del área Baena se sacó un zapatazo a la escuadra con el meta haciendo la estatua.
El viernes en el Sánchez-Pizjuán también alternó buenas intervenciones con otras que dejaron dudas. Especialmente el empate, un fallo infantil impropio de un meta de su talla. Y eso que arrancó bien el partido porque tras un pared entre Mir y Lamela, el punta concluyó la acción con un fuerte zapatazo que Asenjo desbarató con el pie. Pero sus dos errores también fueron manifiestos: el primero en el 49, en la prolongación de la primera parte, cuando Mir, forzado y escorado a la derecha, lanzó a portería y Asenjo, creyendo que el cuero se iba fuera tuvo exceso de vista y el balón acabó golpeando en el palo corto ante la mirada de un sorprendido meta.
Lo peor llegó ya en el tramo final, en el 86 cuando el Valladolid lideraba por 0-1 gracias al golazo de Anuar. Un lejano centro al área desde la medular fue peinado por En-Nesyri sin peligro alguno hacia el área, Asenjo acudió a cogerla con las manos ante la cercana presencia de Joaquín, pidió paso, y el esférico se le acabó colando entre las manos con Rekik aprovechando el regalo para empatar. «Dolido por como se dio el empate pero orgulloso del trabajo de todos y cada uno de mis compañeros ¡A seguir», señaló después el meta en sus redes sociales.
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