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Amath, con dos jugadas de fantasía, una en los albores de primera mitad, y, la otra, cuando comenzaban a distribuirse desfibriladores en Zorrilla, dio tres puntos de sutura al Real Valladolid y a su técnico, Paulo Pezzolano. Ni con los goles de dibujos animados –pongamos ... que hablo de Bola de Dragón, por aquello del merecido homenaje que le brindó la megafonía del estadio a la mítica serie en la semana que ha fallecido su creador–, hicieron que los aficionados se olvidasen de pedir la «dimisión» del técnico blanquivioleta, como ya sucediera hace quince días en la victoria ante el Real Oviedo.
En esta ocasión, la víctima fue el Real Zaragoza. La vícitma de Amath, que con un nuevo doblete calmó las aguas en el banquillo pucelano y, de pasó, suturó la herida de Andorra.
En la mejora del Real Valladolid ayudó que Pezzolano, lejos de esa imagen de jugar en función del equipo rival, apostase por una alineación mucho más ofensiva que en Andorra, con cuatro cambios con respecto al once del esperpento ante el penúltimo, con la entrada de los demandados Biuk, Marcos André, e Iván Sánchez –por fin en la media punta– y Escudero.
Real Valladolid
Masip; Luis Pérez, Tárrega, Boyomo, Escudero (Torres, min. 90); Monchu, Juric, Iván Sánchez (Meseguer, min. 62), Amath (Salazar, min. 90), Biuk (Lucas Rosa, min. 75) y Marcos André (Negredo, min. 62).
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Real Zaragoza
Edgar Badia; Fran Gámez, Jair Júnior (Lecoeuche, min. 59), Lluís López, Francés; Germán Valera, Iván Azón (Pau Sans, min. 79), Toni Moya, Jaume (Aguado, min. 79), Terrer (Sergi Enrich, min. 59) y Maikel Mesa
Goles: 1-0 (min. 43): Amath. 2-0 (min. 90): Amath.
Árbitro: Quintero González (Colegio andaluz). Amonestó al local Iván Sánchez; y a los visitantes Jair Júnior, Lecoeuche y Sergi Enrich.
Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 30 de la Liga Hypermotion, disputado en el Estadio José Zorrilla ante 15.787 aficionados. En los prolegómenos del encuentro se guardo un minuto de silencio por el asesinato de Sergio Delgado, aficionado del club blanquivioleta.
De hecho, la apuesta ofensiva del técnico blanquivioleta enseguida tuvo sus frutos. A nadie le hubiese extrañado que el equipo se hubiese puesto 2-0... ¡En los primeros cinco minutos! Sin embargo, Monchu sigue con su sequía. El centrocampista pucelano se quedó solo delante de Edgar Badía en el minuto tres, tras un gran pase de Juric. Sí, de Juric, con una acción que demuestra que en este equipo es insustituible por la visión que atesora. Monchu se lío y terminó en el suelo, con un golpe más en su orgullo que en el cuerpo. No fue el día del mallorquín, que apenas dos minutos después volvió a tener una ocasión clara, esta vez de cabeza. No pudo concretar la buena jugada por la derecha, en una banda en la que Biuk y Luis Pérez, con las caídas de Iván Sánchez, fue una auténtica tortura para los zaragocistas.
El Real Valladolid había creado más ocasiones y había tirado más veces a portería en cinco minutos que en todo el partido de Andorra.
La réplica a la falta de acierto, la puso Amath, al que quizá el cambio de banda le pasó factura –o eso parecía de inicio–. No acertó con otro buen centro –sí, de nuevo desde la derecha–; ni después de una buena jugada de Biuk –sí, sí, por la derecha–, en la que le cayó el balón franco para empalmar, e, incluso, pensar dónde colocarla.
Amath se confío. De esas jugadas que puedes hacer cuando tienes el marcador a favor y los goles se te caen del zurrón casi sin esfuerzo... Pero con cero a cero, y con la posibilidad de hurgar en la herida de un Zaragoza tocado –casi de muerte– se durmió. Pero no mucho, después de casi media hora de ostracismo, el extremo africano demostró por qué es el futbolista más decisivo desde su llegada a la Liga Hypermotion.
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Repitió por la izquierda. Balón de Escudero, que ve bien el desmarque de su compañero, y Amath lo hace todo. Una bicicleta, otra. Un recorte, otro... Y Fran Gámez, que volvía al once zaragozano tras un mes de castigo, que levantaba la bandera blanca, para que el goleador pucelano se internase hacia el centro del área. Y ahí, no perdonó el goleador del Pucela. Marcos André, en su mejor acción de la noche, le hizo el bloqueo –cual jugador de basket– y toque del senegalés con rosquita para que el balón se colase en la portería de Badía.
Era el cuarto gol de Amath en cinco partidos como blanquivioleta, y el africano que certificaba el por qué del cambio del equipo desde los extremos. Desde su llegada y desde la de Biuk, el ataque es otro.
En la segunda mitad, el Real Zaragoza se estiró, por lo menos por momentos, y así logró hilvanar su primera jugada nada más empezar el segundo periodo, con una jugada que terminó con el primer lanzamiento a puerta de los maños, con el tiro de Germán Valera. Eso sí, blandito.
Y la primera vez que el Real Valladolid recuperó el toque de la primera mitad, tuvo que ser una jugada con recurso de Biuk, con cambio de banda incluida, para que el balón le llegase en profundidad a un desaparecido Marcos André, al que apenas se vio en el choque. Se lío el ariete brasileño cuando tenía pista libre hacia la meta visitante.
Ya con Negredo en el campo, muy aplaudido a su entrada tras no tener minutos en Andorra, el equipo no buscó un solo centro al área, con el 'Tiburón' en busca de su estreno como goleador. Lógico que en la primera que tuvo, eso sí muy lejos de la portería, desaprovechase una contra clara con un tres para dos, en la que la opción había sido el pase claro para Meseguer. Se zampó el balón el ariete madrileño, que, quizá, condicionado por esta acción, en la siguiente con unos de esos disparos francos, en los que no hubiese dudado en otros momentos de su carrera, buscó el pase de la muerte, esta vez sí para Meseguer. Ahora no, antes sí...
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Le delataron las ganas de agradar al vallecano, consciente de que la próxima jornada tendrá más complicada su participación con el regreso de Sylla. Aún así, todo lo que creó el Real Valladolid en la segunda mitad terminó en las botas de Negredo... O casi todo, porque fue de nuevo Amath, con el equipo ya sesteando, y con los cantos de sirena contra Pezzolano... el que los apagó con una bola –de dragón– extra. y un nuevo golazo de dibujos animados.
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