Amath sale por la puerta grande (antes de tiempo)

Fue una tarde de poco trabajo, pero intenso en las contadas ocasiones en las que el Oviedo inquietó su portería. Lo poco que llegó el equipo de Luis Carrión fue con peligro real, especialmente en dos manos a mano que el meta catalán solventó con acierto. Masip tapó bien en un mano a mano con Sebas Moyano en lo que pudo ser el 1-1, y de ahí se pasó prácticamente en segundos al 2-0. Buena actuación de Masip.

Probablemente cuajó su mejor partido esta temporada, presente en todos los rincones del campo y también en la jugada del gol que abrió la lata. Después de tantos y tantos centros como se quedaban a medio camino, esta vez sí levantó el balón para encontrar a Monchu al segundo palo. Además, el lateral andaluz fue todo un baluarte atrás, concentrado y saliendo al cruce en cada uno de los intentos de contra visitantes.

Al igual que en El Molinón comenzó dubitativo y con varios errores impropios de su calidad, pero con el paso de los minutos fue mejorando sus prestaciones hasta terminar con la tranquilidad que se requiere en un central de sus características. Si no hay contratiempos, hay tándem sólido con Tárrega para muchos partidos.

Ya lo demostró en Gijón, donde solo un error en el gol empañó su buen partido, y ante el Oviedo volvió a dejar patente que estamos ante un central de futuro brillante. Serio, atento, siempre al quite y anticipándose a cada acción, César Tárrega no ha necesitado además ningún proceso de adaptación para hacerse con el puesto de titular en la zaga blanquivioleta, y bien pareciera que llevara toda la temporada.

No es un jugador que pueda asomarse al sobresaliente pero su regularidad sí le suele dar para asentarse en el aprobado alto. Ante el Oviedo volvió a cumplir en banda cambiada (izquierda), e incluso dejó un detalle de lujo para la grada (taconazo), impropio en un lateral. Sin duda, se ha ganado un sitio en el once titular. Vio una amarilla (de forma innecesaria) demasiado pronto.

Ha vuelto a coger velocidad después del periodo de reflexión que le regaló el míster en el banquillo. Ante el Oviedo volvió por sus fueros y se asomó al techo que dejó en la primera vuelta, omnipresente en todas las partes del campo y dando a Monchu el oxígeno que necesita para brillar y llegar con peligro al área rival. Lo fue entonces y lo sigue siendo ahora. Impresicindible en el once para dotar de equilibrio al centro del campo.

Después de varias semanas de dudas, el centrocampista balear las despejó de la mejor manera posible. Con un golazo de bandera más por su exquisito despliegue técnico que por su ejecución. Control orientado con la derecha (medio gol) y disparo en el siguiente toque con la zurda. ¡Chapeau!

Pese a su insultante juventud (21 años), se atreve y no tiene reparos en volverlo a intentar una segunda vez cuando no le sale a la primera. La lesión de Moro le ha abierto una puerta, y el croata no lo ha desaprovechado. La ha abierto de par en par y le ha puesto filo a la banda izquierda, dando equilibrio al despliegue de Amath desde la derecha. Suya fue precisamente la asistencia en el segundo gol, poniendo el balón en la cabeza de Amath.

Se le vio más en la presión (destrucción) que en fases ofensivas (construcción), lo que le llevó a quedar difuminado en un partido en el que tampoco llegó al área con peligro, probablemente su mejor virtud. Ese trabajo, sin embargo, es lo que le ha hecho quitarle el sitio a Kenedy.

Más de ochenta días sin marcar son demasiados para un delantero. Todo un lujo, además, para un equipo que lleva mucho tiempo dependiendo de un solo '9'. A Sylla no se le puede reprochar su actitud, entrega ni sacrificio a lo largo de los noventa minutos, pero sí le penaliza que cierre los partidos sin remates a portería. Ante el Oviedo volvió a emplearse en su isla, aislado del juego desplegado por el equipo.

El entrenador:

Le penalizan los experimentos que ni el propio vestuario entiende, y cuando eso sucede es el rival el que más lo agradece. En el doble duelo castellano-astur dejó a un lado los inventos y puso en el campo el mejor once posible con resultado desigual. En Gijón mereció más y solo pudo sumar un empate, mientras que ante el Oviedo encontró la mejor respuesta a su planteamiento. Con la recuperación de la mejor versión de ciertos jugadores, es posible que la tentación de inventar y por lo tanto de equivocarse, sea menor.

También jugaron:

Esta vez le tocó por derecha y al igual que cuando es por la izquierda, lo dio todo en el campo en beneficio del equipo. Suplió a Amath, en un cambio ciertamente llamativo, e intentó mantener las prestaciones en un momento de partido que se jugó con el viento a favor.

Saltó al césped con el partido resuelto y cumplió con la misión encomendada. Dar soporte a la zaga en coberturas y salida de balón.

Ahora que ya no es imprescindible recuperar su mejor versión, el rol de Kenedy es prácticamente irrelevante. Ya no solo imperceptible, su presencia en el campo es perfectamente prescindible, sin ninguna incidencia en el juego.

Salió en el minuto 81 por lesión de Luis Pérez, y apenas sí llegó a romper a sudar.

Al igual que Escudero, entró al campo en el 81 sin tiempo suficiente para conectar una acción ofensiva. Sí le sirvió para ganar en confianza e ir cogiendo ritmo.