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Miguel Ruiz
Jueves, 1 de febrero 2024, 20:11
Otro refuerzo más que llega a Valladolid con la intención de acercar al equipo a las aspiraciones de lo alto de la tabla. En este ... caso se trata de Amath Ndiaye, extremo de 27 años que ya militó en las categorías inferiores del conjunto pucelano y que recala en 2024 -ya confirmado por el club- en calidad de cedido desde el RCD Mallorca, donde las opciones para jugar se le habían ido agotando. Un jugador que se une así a Tárrega, Biuk y André Ferreira y que supone el segundo refuerzo en la línea ofensiva del equipo blanquivioleta en lo que va de mercado.
Si bien es cierto que el Real Valladolid conserva intactas las aspiraciones de poder quedar entre los equipos que se jugarán el ascenso a final de temporada, la tasa de producción goleadora es preocupante. Si la Segunda División española se midiera por goles a favor, el equipo de Pezzolano ocuparía el undécimo puesto. Una posición digna, pero poco relevante dadas las esperanzas depositadas en el equipo de cara al ascenso y la mentalidad, a priori ofensiva, del entrenador uruguayo en cuanto a su intención de juego. Quizá es por ello que la inclusión de perfiles ofensivos con influencia para generar ocasiones desde las bandas pueda ser esencial. Y no sólo para protagonizar la creación de esas opciones, sino también para poder liberar a jugadores que en ocasiones se alejan de su rol para ocupar la zona externa.
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En este campo entra el razonamiento de incorporar a un jugador como Amath Ndiaye, acostumbrado a jugar en todas las posiciones del ataque, pero con cierta preferencia para poder hacerlo en la banda (inicialmente, la izquierda), donde suele desatar la frescura que a menudo le auparon incluso a debutar con la selección nacional de Senegal, antes de la grave lesión que trastocó su proyección futbolística. Jugador veloz, certero en el disparo y competitivo en el uno contra uno, intenso en la presión y con capacidad para el sacrificio defensivo en ataque, Amath Ndiaye es un refuerzo que aporta no sólo ese desborde por banda característico, sino un recurso más para aumentar las opciones ofensivas para acomodar diferentes opciones y ocupar los diferentes roles exigidos.
Nacido en Dakar, Senegal, en 1996, la carrera de Amath Ndiaye ha estado marcada casi siempre por el negativo 'timing' de sus lesiones, que lo han alejado en demasiadas ocasiones de sus objetivos en el fútbol de élite. Dos lesiones marcaron su evolución a lo largo de su carrera. En el primer periodo de su llegada al Getafe, aún con 22 años y con esa participación con Senegal en una clasificación a la Copa África a la espalda, la rodilla dijo basta y frenó su recorrido. Más tarde, con el Mallorca de Aguirre, también en Primera División, que le acabó por alejar de las opciones de sumar minutos en las últimas semanas de campeonato de la 22-23.
Curtido en las categorías inferiores del Real Valladolid, en etapa juvenil se unió a la cantera del Atlético de Madrid, desde la que dio el salto definitivo al fútbol profesional. En la temporada 2016-17, cedido en el Tenerife, Amath logró sorprender en Segunda División, con 13 goles en sus cerca de 40 partidos a las órdenes de Garitano, primer paso serio para convencer a su principal valedor, el Getafe. El equipo madrileño quiso contar con él de manera firme, pagando cerca de 3 millones de euros al Atlético de Madrid por su pase. Tras la lesión de rodilla en 2018 (pasó casi un año fuera del césped), su siguiente aventura sería ya en las Islas Baleares, primero como cedido y más tarde convenciendo lo suficiente al Mallorca para hacerse con su fichaje. Aunque su inclusión en el equipo mallorquín en segunda división supuso un gran salto, rozando la decena de tantos en la temporada, a las órdenes de Luis García Plaza, con quien el equipo conseguiría el ascenso.
En la actual temporada, en cambio, el jugador senegalés apenas ha disputado 600 minutos con el equipo de Javier Aguirre. Diversos fichajes en la misma zona y la pérdida de confianza por parte del mexicano obligan a Amath Ndiaye a buscarse un nuevo club y devolver la confianza a sus botas ayudando al Real Valladolid en su objetivo de volver a Primera División. Con la certeza de saber que el delantero africano consiguió siempre buenas cifras y sensaciones en la categoría de Plata, se trata de un movimiento destinado a plantear competencia en banda, pero también, por qué no, también como un buen recurso en cualquier rol en el ataque blanquivioleta.
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