Pacheta despedido. La bomba explotó sin nocturnidad, pero con alevosía. El 6-0 ante el Real Madrid ha sido definitivo. El proyecto que se inició la temporada pasada con el entrenador burgalés ha saltado por los aires después del bochornoso partido en el Bernabéu. Siendo ... justos, decir que la destitución no es merecida sería mentir. Pacheta es un buen profesional y una gran persona, pero hace tiempo que tanto la situación del equipo como la plantilla le superaron por completo. Decisiones cada vez más cuestionables, discurso caducado, nula sensación de autoridad y falta alarmante de competitividad. Ni siquiera ha brillado en aspectos en los que él suele destacar como el dominio de la comunicación y la motivación. No ha sido capaz de cambiar la actitud de la plantilla, no ha sido capaz de recuperar para la causa a jugadores que tendrían que haber sido importantes y de un tiempo a esta parte ha entrado en un bucle de declaraciones incoherentes consigo mismo y poniéndose cada vez más a la defensiva. De seguir así el final de la historia ya lo conocíamos. Sinceramente, no puedo desearle ningún mal. Adiós, gracias y suerte.
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Otra cuestión es el bandazo repentino que ha pegado el club cuando nada hacía pensar en una hipotética destitución del entrenador. Los nervios están aumentando y con cada derrota humillante crecen exponencialmente, pero hay un punto clave en la ecuación que se debe tener en cuenta. Esta vez sí hay público en el estadio que cuestione las decisiones que se toman desde arriba y a nadie le gusta sentir un ambiente tenso en su propia casa. Ahora bien, pese a que la decisión debo reconocer que me parece acertada demuestra, por los tiempos y las formas, que no había plan en verano, no había plan en invierno y no hay plan ahora. Seguimos disparando al aire esperando que alguna bala acierten. No parece la mejor estrategia.
El objetivo ahora mismo debe ser sobrevivir, buscar un entrenador que pueda salvar la temporada y olvidarse de proyectos, crecimientos, o cualquier cosa (como algunas tonterías que publica el club en sus diferentes redes sociales y que definen a la perfección al actual Real Valladolid) que no sea conseguir la salvación a toda costa y cuando acabe la temporada será obligatorio reflexionar y replantearse muy seriamente hacia donde camina este club. A estas alturas nada nos sorprende, pero estamos hartos, frustrados y agotados. Bienvenido a otro día y otra temporada más en la vida del aficionado del Pucela.
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