Primeras veces

Diego Cocca firmó su primera derrota en Girona, su primer bochorno histórico en Ourense y ahora, por fin, su primera victoria como entrenador blanquivioleta. Y lo hizo con la grada volcada con el equipo. Como casi siempre. No hay ninguna afición tan fácil como la del Real Valladolid ni una ciudad tan sencilla en la que ser futbolista profesional. Viniendo de donde venimos, en la peor temporada del club en Primera y justo después de un tortazo copero que quedará grabado para siempre, más de veintiún mil personas dieron, otra vez, su apoyo al equipo. Sólo es necesario saltar al campo y dejarlo todo en él para salir ovacionado. Ya lo vimos contra el Valencia, y lo hemos visto de nuevo contra el Betis. Tampoco es casualidad que los dos encuentros más disputados y mejor competidos hayan supuesto dos victorias. Las mismas que en quince partidos con el señor Pezzolano, por cierto.

Desde que las victorias valen tres puntos y hay veinte equipos en Liga, jugándose treinta y ocho partidos (temporada 1997/1998), son doce equipos, sin contar a este Pucela, los que han sumado quince puntos al final de la primera vuelta. Siete de ellos consiguieron salvarse. Cada temporada es diferente y en el fútbol uno más uno no siempre son dos, pero poderse, se puede. Ahora dentro del club deben decidir: confiar y pelear por la salvación convencidos por primera vez o vender hasta el cortacésped, como todo parece indicar, dejándonos al borde del abismo de nuevo. La pelota está en su tejado.