Libre directo
En el fútbol se suelen contagiar antes las cosas malas que las buenas. Lo que pasó en el partido ante el Athletic Club era algo previsible. No faltará quien piense que hablar a posteriori es muy fácil y no le faltaría razón, pero si observamos ... bien al actual Real Valladolid se están repitiendo esta temporada patrones de antaño fáciles de reconocer que de no cambiar sólo tienen un destino. Pacheta está cometiendo una serie de errores similares a los que cometió Sergio González cuando nos mandó de vuelta a Segunda, pero el burgalés los está concentrando en un espacio de tiempo demasiado reducido. Siempre he dicho que Pacheta me gusta, me parece buen entrenador y pienso que tiene algunas virtudes que destacan pero, por un lado, no parece ser todo lo libre que un preparador necesita para tomar determinadas decisiones y, por otro lado, el club es lo primero por lo que los gustos personales no deben servir para justificar todo lo que se hace.
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Este Pucela se ha acostumbrado tanto a no competir que en 26 jornadas ha «regalado» partidos contra Villarreal, Rayo Vallecano y Athletic jugando en Zorrilla y Barcelona, Atlético de Madrid, Osasuna, Espanyol, Athletic, Celta de Vigo y Elche jugando fuera. Lejos queda el equipo valiente del que el aficionado se tenía que sentir orgulloso con el que se presentó Pacheta el primer día. De los 16 partidos restantes el Pucela ha ganado 8 y ha empatado 2. Es decir, ha puntuado en 10 de 16 en los que sí ha competido como debe. El contraste es una barbaridad. Otro error que ya vivimos fue la deficiente gestión del vestuario con alineaciones cuestionables, cambios inexplicables y minutos regalados a jugadores que, por lo que sea, no aportan lo que deberían. Sin embargo, el punto en el que Pacheta ha caído en picado y se parece inevitablemente y cada vez más al innombrable de las sinergias es en las ruedas de prensa postpartido: alarmante falta de autocrítica, declaraciones extrañas en las que se desliza que estamos en primera como invitados y, lo último en la línea temporal y que me parece más grave, apuntar indirectamente por los pitos en el partido contra el Athletic a una afición que lleva muchos años sufriendo y está harta de que su equipo no le dé nada y encima la hagan sentir culpable.
La involución avanza a la misma velocidad que se deja de competir. Esta película ya la hemos visto antes. ¿Dará tiempo a cambiar el final?
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