El exorcista

Javi Sánchez dijo hace unas semanas que había que dar un giro de 360º a la situación. Teniendo en cuenta que ha habido cambios, pero parece que todo sigue igual, empiezo a pensar que esas palabras quizá no fueran un error o un despiste, sino el subconsciente traicionándolo como hacen él y sus compañeros con la afición y la historia del club habitualmente. El futbolista actual, salvo honrosas excepciones, vive absorbido por una falsa sensación de superioridad y se siente poderoso porque le hemos otorgado ese privilegio. Por esa razón, cada vez es más difícil gestionar plantillas con el ego más inflado que el precio de los alquileres, aunque este mal no solo afecta al Pucela, dicho sea de paso. Parecen poseídos por un demonio que los obliga a comportarse como si estuvieran desconectados de la realidad. Que venga ya ese exorcista, por favor.

Hace unos días lancé en Twitter una pregunta dirigida a los aficionados: ¿cuál crees que es la solución a la decadencia que lleva años sufriendo el Pucela? Recibí respuestas muy variadas, pero la mayoría coincidían en algo: limpiar el vestuario y que el club lo compre alguien de la ciudad y/o vinculado con el equipo, con sentimiento y aprecio por el Real Valladolid. No poder conectar con los jugadores y la nefasta gestión de Ronaldo nos ha llevado a sentir que estamos perdiendo al Pucela, en el sentido más amplio de la palabra. Cada día que pasa es más urgente recuperarlo… antes de que sea demasiado tarde.