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Fernando Bravo
Domingo, 29 de julio 2018, 11:09
Ejecutan su trabajo discretamente –excepto en contados momentos de expansión en los que se suman a las bromas de unos jugadores de los que están pendientes para que no les falte de nada–. Son Sergio Camacho, utilero, auxiliado por Óscar y Pipo, el conductor del ... autobús que muta en auxiliar de campo en cuanto abandona la cabina del autobús de La Regional, tuneado con los colores del Real Valladolid.
Al lado, pero en otro plano, forman parte del equipo, y son también de Primera. La suya es una labor de zapa: van siempre por delante y cuando llega la tropa todo está preparado para que actúen. Lo mismo en un partido oficial que en una temporada fuera de casa para entrenar.
Esta temporada, con un punto más de especialización entre los auxiliares del equipo, han soltado el lastre, por ejemplo, de la alimentación complementaria. Hasta ahora también ellos se encargaban de tener a punto la fruta y los complementos alimenticios tras las sesiones de trabajo: ahora ese cometido es cosa del nutricionista.
Hasta cinco pares de botas
Justo Camacho calcula que el utillaje que han trasladado hasta Marbella suma unos 2.300 kilos. Han utilizado más, pero una parte lo aporta el Marbella football Center. Sin embargo, ente el autobús oficial del club y la furgoneta en la que se adelantan habitualmente los utileros, se amontonaban además de la ropa, picas, conos, cuñas, balones medicinales, balones lastrados... todo un arsenal que a diario despliegan en los campos de entrenamiento.
Hay otra parte importante: la vestimenta. Cada jugador y técnico tiene tres equipaciones completas que se renuevan a diario en la lavandería del MFC. El hotel de concentración se mantiene al margen de la intendencia.
Y entre las equipaciones están las botas, que los utileros mantienen en perfecto estado cada día. Las botas son algo muy personal que proporcionan las marcas o los representantes a los jugadores. Pero el mantenimiento es cosa de Justo y sus auxiliares. «Algunos se han traído hasta cinco pares» afirma, porque en algún caso han llegado las nuevas y siempre utilizan las anteriores para garantizar su comodidad.
Fuera de su responsabilidad está también el material sanitario, que este año corre por cuenta del nuevo equipo médico al frente del cual está el doctor Lomo. Dos médicos, tres fisios y un readaptador forman parte de la expedición, con su material específico.El Real Valladolid de Primera, al que Miguel Ángel Gómez, director deportivo, está empeñado en asistir profesionalmente y con más medios en cada parcela, está creciendo también en servicios, como pretende hacerlo Miguel Ángel en instalaciones.
Sus movimientos se hacen más complejos, más pesados, porque la logística ha sofisticado sus prestaciones. Ayer concluyó la primera prueba de la nueva época. Aunque, básicamente, lo hizo como en la última temporada en Segunda: con un viaje de muchas horas en autobús desde Marbella, en este caso, desde Coín hasta la Residencia de jugadores, donde llegaron de madrugada del sábado para apurar el descanso del fin de semana..
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