ROSARIO GONZÁLEZ
Viernes, 31 de agosto 2012, 21:09
A 300 metros de altura, la patrulla aérea de la Dirección General del Tráfico controla las carreteras españolas. Nada escapa a su visión, desde adelantar en línea continua hasta hablar por teléfono sin un dispositivo homologado, dos de las infracciones más comunes. Esto es posible gracias a las cámaras de visión inteligente que incorpora cada helicóptero, un enorme ojo de color blanco situado en el costado izquierdo del aparato. Este ingenio de tecnología militar y origen canadiense es capaz de girar 180 grados y observar con nitidez qué ocurre en el interior de un vehículo.
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La Unidad de Helicópteros está formada por 18 aparatos, divididos en siete bases asociadas a cada uno de los Centros de Gestión de Tráfico. Galicia para la zona noroeste, Valladolid para zona de Castilla y zona norte, otra en Zaragoza para Aragón, en Valencia para Levante y dos en Andalucía -Sevilla y Málaga- que controlan el sector occidental y oriental respectivamente. Sirven como una herramienta para el Centro de Gestión de Tráfico, el popular "centro de pantallas", informando puntualmente del estado de las carreteras y ayudando a conseguir la fluidez circulatoria. También controlan el comportamiento de los conductores a través de vuelos de vigilancia en el que las infracciones son grabadas y sirven para tramitar el expediente sancionador.
Desde cada una de las bases, se realizan vuelos diarios de vigilancia y de regulación. En el helicóptero se sube un piloto y un Guardia Civil o un operador de cámara, que realizará las tareas de seguimiento y grabación a través del visor interior. El grado de competración entre ambos es crucial para que el piloto posicione el helicóptero y facilita la tarea. El agente u operador de cámara va tomando planos amplios y el ojo, entrenado por muchas horas de vuelo, enseguida capta si algún vehículo circula de forma extraña. "Si comienza a moverse en zigzag posiblemente esté usando el móvil. Con la cámara podemos comprobarlo, hacemos un zoom y comprobamos que sucede en el interior del vehículo", afirma Emma, jefa de fotovídeo de la base de Cuatro Vientos. Alguna vez se han llevado sorpresas, como un conductor esnifando cocaína sobre el volante o un anciano rodeado por un cargamento de melones. Si se detecta una infracción, se graba la imagen y se toma nota de la matrícula, el punto kilométrico y la hora. Una vez en tierra se comprueban las imágenes y se tramita la denuncia. Si hay dudas, no se sanciona.
'Operación Retorno'
A primera hora de la mañana de un día cualquier de agosto ya hay movimiento en la unidad central, situada en el aeródromo madrileño de Cuatro Vientos. El equipo está compuesto por nueve pilotos, los cuatro o cinco helicópteros fijos, aunque, como base de reparaciones, alberga un número mayor de aparatos. El jefe de esta unidad es Jesús Guardia, un veterano que, antes de ponerse al frente del equipo, cosechó horas de vuelo a bordo de estos pájaros de hierro que, desde 1962, acumulan más de 200.000 horas de vuelo.
Durante los meses de verano, la base mantiene su actividad rutinaria, aunque las complicaciones circulatorias caen en picado para concentrarse en las zonas del litoral. Cosa distinta son los operativos especiales que la DGT organiza en prevención de los desplazamientos masivos, como la 'Operación Retorno' que comienza este fin de semana. La base aguarda atenta las instrucciones provenientes del Centro de Gestión, que establece el número de medios que debe haber disponibles, las carreteras que hay que cubrir o los rangos horarios en los que trabajar. El 31 de agosto y el 1 de septiembre, las fechas más conflictivas, dos helicópteros aguardarán dispuestos a despegar en cualquier momento. Su capacidad de reacción es crucial. Desde que se produce la alerta, el helicóptero tarda de 5 a 10 minutos en estar en vuelo. En 15 puede situarse en los puntos de entrada a la ciudad y en 20 en cualquier punto de la región. En caso de retención, pueden detectar fácilmente dónde se ha producido el origen y solicitar que se persone una patrulla de la Guardia Civil. Tras notificar el incidente, su función sería dirigirse al foco del problema y tratar de aliviar el tráfico, proporcionando indicaciones al dispositivo desplegado en tierra para desviar el tráfico hacía vías menos congestionadas.
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En estas jornadas aumenta también el número de infracciones, aunque la función sancionadora de las patrullas queda en segundo plano frente a la disuasoria, según explica Adrián, uno de los pilotos de la base de Cuatro Vientos. "En una hora podemos dejarnos ver prácticamente en todo Madrid y miles de personas detectan nuestra presencia, bien personalmente o gracias al boca a boca y eso disuade a la hora de cometer una infracción. Nuestra función es controlar una zona lo más amplia posible; si fuera recaudatoria o hubiera cuotas que cubrir, hay puntos calientes donde te pasarías el día poniendo sanciones". Adrián acumula 600 horas de vuelo. "Soy un novato", asegura, "la media de nuestra patrulla son 3.000 o 4.000, aunque algún veterano cuenta como casi 8.000 horas de vuelo". Sin embargo su destreza a la hora de pilotar es llamativa. Explica que la formación que reciben es ejemplar y va más allá de lo establecido por ley, con cursos de formación continua. "Normalmente volamos por zonas congestionadas y un accidente sería fatal".
Según las estadísticas, los conductores españoles cometen cada vez menos infracciones, gracias sobre todo a las campañas de la DGT y a la implantación del carné por puntos. Las más comunes son hablar por el móvil y adelantar en línea continua. También se hace especial hincapié en los conductores que tiran las colillas por la ventanilla, más aún en un verano en el que los incendios han hecho estragos por toda la geografía española. Lo hacen por no manchar el cenicero pero no son conscientes de que detrás puede circular un motorista o que pueden generar un incendio", lamenta Adrián
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