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MIGUEL ÁNGEL MATA
Martes, 8 de noviembre 2011, 08:32
Es uno de los grandes artífices de la construcción europea.. Jacques Delors (París, 1925) fue presidente de la Comisión Europea entre 1985 y 1995, el periodo en que el proyecto de integración de los países del Viejo Continente vivió sus mayores impulsos, con sucesivos acuerdos, tratados y, sobre todo, un europeísmo convencido entre los líderes del momento (Miterrand, Kohl o él mismo). Un sentimiento que, en su opinión, se ha diluido en favor de un «nacionalismo populista» que «debe hacer que los padres fundadores del proyecto europeo (Adenauer, Monnet, Schuman, Gasperi, Churchill, Spaak, Hallstein y Spinelli) se revuelvan en su tumba». Delors echa de menos en los dirigentes actuales esa conciencia europea y considera que para salir de la crisis y hacer frente a los mercados, Europa necesita volver a sus esencias y tener «una única voz, y que sea firme». Para ello se necesita «más cooperación» entre países y entre estos y las instituciones comunitarias. Denuncia por ello el liderazgo a dos que han asumido Merkel y Sarkozy, porque «cuando mejor le ha ido a Europa ha sido cuando ha existido cooperación y coordinación». «Si se hubiera cooperado más, el fuego de la crisis habría sido menor», asegura.
Delors participa esta semana en San Sebastián en el 'III Congreso internacional de aprendizaje a lo largo de la vida', organizado por el departamento de Educación del Gobierno Vasco. Delors, coordinador del informe que lleva su nombre para la educación del siglo XXI, será homenajeado hoy por su contribución al sistema educativo y la construcción europea.
- ¿Habría llegado a la situación actual una Europa comandada por Jacques Delors, François Miterrand y Helmut Kohl?
- Permítame que no haga comparaciones ni alusiones personales.
La reflexión que se debe hacer para explicar la actualidad europea concierne al papel que han jugado y juegan las instituciones como tales.
- Pero ambas están estrechamente relacionadas. De las ideas y compromisos de las personas que las dirigen dependen las actuaciones de las instituciones...
- Cierto. Y en ese sentido cabe decir que Europa no ha hecho los esfuerzos suficientes para controlar el embate de los mercados y minorar los efectos de la crisis.
- ¿No es eso echar balones fuera? El endeudamiento excesivo de varios países, las cuentas públicas falseadas de Grecia, el estallido de la burbuja inmobiliaria española... son pecados de quien los ha cometido...
- Pero no debemos olvidar que todo empieza con la crisis financiera. Sin ella, no habría sobrevenido de forma tan rápida una crisis del euro. Ahora se hace énfasis en esta última, pero sin mencionar que la financiera no ha acabado, porque no se ha combatido la ideología que la ha provocado, la que pregona que el mercado lo juzga y decide todo y que lo único importante es crear valor y la competitividad. Una ideología que nos lleva derechos a un muro.
- ¿Hacen bien Merkel y Sarkozy (si lo prefiere Alemania y Francia) en coger la batuta y dirigir la 'orquesta' europea?
- Hay dos maneras de dirigir una unión de países como la UE o la eurozona: la clásica, en la que los grandes países toman las decisiones amparados en que, como Alemania y Francia, representan una mayoría (en este caso el 60% del PIB de la eurozona). Y la comunitaria, en la que los países ceden parte de su soberanía a unas instituciones comunes (en este caso la Comisión y el Parlamento europeos), que tienen capacidad y derecho de iniciativa y presentan propuestas, mientras que a la par hay otros organismos (como los consejos de ministros) en los que los países cooperan y se coordinan. Siento ver cómo está ganando la partida la primera, a pesar de que cuando más éxitos ha tenido Europa ha sido en periodos en que se ha aplicado la segunda.
- Habla de la necesidad de más cooperación y coordinación. ¿Es el déficit de Europa? ¿Se ha perdido el espíritu de Maastricht que posibilitó la creación de la UE y del euro?
- En el informe Delors de 1989 que condujo a la creación de la Unión Económica y Monetaria y al euro, la parte relativa a la unión económica ocupaba más que la monetaria, lo que quiere decir que el comité -compuesto por los gobernadores de los bancos centrales y expertos- daba tanta importancia o más a la unión económica que a la monetaria. El problema es que se acabó haciendo la unión monetaria, pero no se ha avanzado excesivamente en la unión económica, que es el eslabón que falta.
- ¿Por qué?
- Cuando en 1997 los jefes de Estado y de Gobierno se reunieron para crear la unión monetaria, los ortodoxos, comandados por la testarudez de Alemania y Holanda, elaboraron el Pacto de Estabilidad y Crecimiento conforme a los principios del BCE, ignorando mi recomendación (ya no era presidente de la Comisión) de reforzar la coordinación económica. Por lo tanto, desde 1997 yo sabía que el sistema iba hacia un fracaso.
- Las reticencias de los países a perder soberanía que impidieron esa unión económica aún continúan...
- Hay que diferenciar entre una mayor cooperación y coordinación y pérdida de soberanía. En el informe Delors no se habla de Gobierno económico europeo, sino de mecanismos de cooperación entre los países miembros. La Unión Europea es sinónimo de diversidad, y en este sentido es obvio que hay cuestiones que no tienen por qué ser uniformes en toda Europa. Un ejemplo serían los sistemas de jubilación, que deben adecuarse a la evolución demográfica de cada país. Pero hay muchas otras cosas que sí.
- ¿A qué tipo de mecanismos se refiere?
- Por ejemplo un fondo de compensación coyuntural para ayudar a los países en problemas, mayor convergencia fiscal...
- ¿Con esa mayor coordinación se habrían evitado los problemas actuales?
- Por supuesto. La coordinación habría permitido que la Comisión Europea hubiera detectado mucho antes el estado de las cuentas griegas, las divergencias económicas entre países (la llamada Europa de las dos velocidades), o hubiera advertido con antelación a España del riesgo de su elevado endeudamiento privado, que estaba adquiriendo magnitudes excesivas. Sin duda el fuego habría sido mucho menor.
- El caso es que estamos como estamos. ¿Y ahora qué?
- No podemos tener las ventajas del euro sin un mínimo de convergencia en las políticas económicas, financieras y presupuestarias. Siempre he defendido que el ámbito económico debe basarse en tres pilares: la competencia que estimula, la cooperación que refuerza y la solidaridad que une. Con la llegada de la crisis, cada país ha tomado posturas divergentes, cada uno por su lado. Sin cooperación no hay integración, ni puntos de vista unificados. Y para salir de la crisis y combatir las estrategias de los mercados, Europa necesita una única voz, y que sea firme. Si no somos capaces de cooperar, habría que prever un cambio de los tratados europeos.
- ¿No fue la cumbre del 21 de julio un ejemplo de cooperación?
- No. Se tomaron decisiones pero no fue ejemplo de cooperación. Pero si llevábamos dos años con cacofonías, cada uno diciendo lo que le parecía y mensajes contradictorios! Además, el plan que se presentó era sólido, pero faltaba dar a conocer la manguera para apagar el fuego (el Fondo de Rescate), así como que esta se presentaría en octubre, lo que desató toda la tormenta de verano en los mercados.
- Con lo que le está costando a Europa el rescate de Grecia, si usted fuera un ciudadano alemán, con sus niveles de productividad, sus cuentas saneadas y los esfuerzos sufridos tras la reunificación ¿no se replantearía todo este argumentario y dejaría que Grecia saliera del euro?
- Si yo fuera un ciudadano alemán, sería consciente de que si el sistema explota y desaparece o se resquebraja el mercado único, tendría serios problemas para el 60% de mis exportaciones. Además, Alemania y el resto de países del euro no pueden hacer dejación de su responsabilidad política. Si el Ecofin (consejo de ministros de Economía ) hubiera hecho su trabajo hace cinco o seis años, le habrían dicho a Grecia «`vale ya!» y a España «`ya basta de endeudarse!». Los países europeos tienen la responsabilidad de ayudar a superar los problemas que no supieron parar en su momento.
Cuando uno no hace los deberes, puede seguir mintiendo, pero debe asumir la responsabilidad de no haber aceptado en su momento ese pacto de cooperación.
- Desde el otro punto de vista y como defienden algunos teóricos, ¿sería positivo para Grecia, Italia o España salirse del euro por un tiempo, para poder devaluar sus monedas nacionales y reactivar su economía ?
- Quien defiende volver a las monedas nacionales no se da cuenta de lo que una devaluación supone de pérdida del nivel de vida de los ciudadanos. Quien aboga por medidas como esa tiene una visión cortoplacista y ha perdido de vista lo que representa la construcción europea.
- ¿Qué sensación le produce ver cómo Europa se encomienda a China para salvarse?
- Todos los días lloro por eso y por ver cómo EE UU, con su déficit y su deuda, se permite el lujo de decirnos qué debemos hacer. No podemos soñar con una Europa potente y tener esta actitud. Los padres fundadores de Europa deben de estar revolviéndose en su tumba. Si están en el paraíso, espero que envíen a los actuales líderes al infierno.
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