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Elena Alfonso, Coordinadora de proyectos en el mundo rural de Alzheimer Bierzo./ ESTHER JIMÉNEZ
Tradiciones contra el olvido
ROSTROS SOLIDARIOS

Tradiciones contra el olvido

Elena Alfonso, Coordinadora de proyectos en el mundo rural de Alzheimer Bierzo

EDUARDO MONGIL

Jueves, 24 de febrero 2022, 14:31

El patrimonio inmaterial es algo que pasa de generación en generación, es algo que resiste el peso del olvido, que se actualiza y se mantiene ante el paso de los años para formar parte de la personalidad de los pueblos. Como enfermedad que afecta a la memoria, el Alzheimer podría provocar que dichas tradiciones se perdieran porque no se pudiesen recordar, pero el proyecto 'Enredando' trabaja para impedirlo.

La Asociación Alzheimer Bierzo lucha contra los efectos de este trastorno de una manera muy original, y conectada a la tierra, que es mediante la reivindicación de las tradiciones. Hasta 50 personas de Dehesas, San Andrés de Montejos y Bárcena del Bierzo, localidades del municipio de Ponferrada, se reúnen semanalmente para evitar la soledad y el olvido, mientras recuperan bailes, costumbres, léxico, gastronomía o fotografías características de la zona.

Según Elena Alfonso, coordinadora de proyectos en el mundo rural de la asociación, este tipo de actividades lúdicas ayudan a mejorar el estado ánimo, y pone a sus miembros en el centro, ya que «ellos mismos comparten la información, algo cognitivamente muy interesante, ya que conecta directamente con la reminiscencia, y les hace trabajar en su memoria».

El proyecto ‘Enredando’ cuenta con el apoyo económico de Fundación ‘la Caixa’ y comenzó a desarrollarse después de verano. En principio, terminará en septiembre, pero tiene vocación de continuidad.

El aislamiento del mundo rural, la falta de infraestructuras, de transporte, y, aún más, la pandemia, han hecho mucho más acuciante el problema de soledad de las personas que sufren Alzheimer. En muchos casos necesitan apoyo psicológico, algo que el proyecto también cubre, y existen casos en los que la atención se tiene que hacer casa a casa, a veces de gente no tan mayor como se pueda imaginar. «En Dehesas hay bastantes personas del proyecto entre los 55-60 años, la dispersión geográfica influye mucho, hay pueblos en los que no hay otro vecino hasta pasados 3 kilómetros, es necesaria una supervisión individualizada», indica Elena Alfonso.

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