El Polígono 29 de Octubre continúa con su lavado de cara en una segunda fase

En el barrio vallisoletano de Pajarillos se encuentra enraizado el Polígono 29 de Octubre, una área vulnerable desde el punto de vista social y urbanístico, inmersa desde hace años en un proceso de degradación física con patologías que ahondan en una peor habitabilidad de prácticamente todas las viviendas, una problemática a la que hay que añadir otra de índole social, relacionada con la marginalidad existente en la zona. Después de una primera fase en la cual se comenzó su rehabilitación, allá por 2015, gracias a la intervención de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente, se viene llevando a cabo una segunda fase de remodelaciones dentro de un Área de Regeneración Urbana que delimita al norte con las calles Villabáñez y Pingüino, al este con parcelas urbanas residenciales y de equipamiento, al sur con la calle Faisán y al oeste con la calle Cisne y con otra parcela urbana residencial.

La vulnerabilidad urbana se ha combatido en el área con diferentes intervenciones como la rehabilitación del colegio Santiago Núñez, realizada sobre e edificio completo a fin de convertirlo en un Centro de Iniciativas Ciudadanas, inaugurado hace un año, y que otorgó una nueva vida al edificio, después de 12 años de abandono de lo que fue el centro educativo, con la que conciliar y conseguir la integración de la barriada. Esta actuación se acometió por un total de 978.810 euros, no integrados en el presupuesto protegido de la actuación por su condición de equipamiento, y donde el Ayuntamiento de Valladolid ha adecuado diferentes espacios como una biblioteca o una sala para la Policía Municipal.

Junto a ello, el Área de Regeneración Urbana, perteneciente al Acuerdo de Comisión Bilateral de 28 de octubre de 2018 firmado por la Junta de Castilla y León, por el Ministerio de Fomento y por el Ayuntamiento de la capital, refería la futura rehabilitación de 22 edificios residenciales, con unas 132 viviendas, con el objetivo de resolver los problemas de humedades padecidos por estas viviendas, que provocaban un consiguiente empobrecimiento energético.

Junto a esto, se incluyó en el ARU tanto la ejecución de un drenaje perimetral como el aislamiento exterior de las fachadas, tratando de reducir con ello el impacto del consumo energético, y la sustitución de las carpinterías. Del mismo modo, las acciones de rehabilitación dotarán a los edificios de unas instalaciones y equipamientos básicos inexistentes o que presentaban unas condiciones muy deficientes y no ajustadas a las normativas energéticas, proporcionarán, aprovechando las mencionadas modificaciones de los cerramientos para adecuarlos a las condiciones de mejora de aislamiento térmico y acústico, cambios en la apariencia de los edificios, deteriorados, y mejorarán la accesibilidad a las viviendas en planta baja, sustituyendo los peldaños de los portales por otros accesos a las mismas por una rampa accesible.

Estas intervenciones completan las realizadas en la ejecución de la primera fase de rehabilitación, en la cual se alcanzaron las 138 viviendas, en un plan llevado a cabo entre 2015 y 2017. Entonces, se rehabilitaron 23 bloques de seis viviendas y se acometieron obras de reurbanización en todos los viales y espacios intersticiales entre los inmuebles rehabilitados, con la renovación de las infraestructuras existentes obsoletas, así como el desarrollo de un Plan Social y la rehabilitación del mencionado colegio Santiago López, hoy convertido en centro multiusos.

A esta intervención hay que sumar otra realizada por el Ayuntamiento de Valladolid en un inmueble de la calle Zorzal 12, como parte del programa estatal de fomento del parque público de vivienda en alquiler, que se tradujo en la rehabilitación de seis viviendas con una inversión que superó los 300.000 euros, así como otras mejoras en la calidad y sostenibilidad del medio urbano, como la renovación de infraestructuras existentesobsoletas, la incorporación de vegetación aprovechando espacios infrautilizados, la apertura del espacio libre asociado al colegio, convirtiéndolo en una gran plaza urbana abierta al barrio, o la ejecución de itinerarios accesibles en todos los espacios públicos recorridos.

Mientras el montante de esta primera fase ascendió a los 4,1 millones de euros, el de la segunda se elevó hasta los 5,6, para un total de 9,7 millones, de los cuales 2,5 millones de inversión corresponden a la Junta de Castilla y León, 5,8 al Ayuntamiento de Valladolid y 1,4 al Ministerio de Fomento. En total, la rehabilitación alcanzará las 270 viviendas, con un costo de 6,2 millones de euros en las rehabilitaciones propiamente dichas, de 1,4 en reurbanización, 988.830 euros en equipamientos, 54.000 euros en los realojos necesarios de vecinos de la zona durante las obras y 1,1 millones de euros en gestión.

Debido a la problemática social existente en el Polígono del 29 de Octubre, todo esto se ha acompañado de un Plan Social que pretende, por ejemplo, poner al alcance de los vecinos del 29 de Octubre los recursos que existen para mejorar sus condiciones de vida, tales como la tramitación de subvenciones, ayudas u orientación familiar. Asimismo, mediante este programa ha sido trazado un mapa de recursos sociales de la zona para ofrecer la mejor alternativa posible a los vecinos del barrio, quienes reciben también apoyo técnico en la constitución y seguimiento de las comunidades de vecinos.

Tal y como sucedió con su inauguración en noviembre de 2020, el Centro Social Santiago López ofrece diferentes alternativas de intervención social, algunas de ellas específicas, tales como programas destinados al ocio o la participación de la población femenina o de los mayores o como el apoyo escolar para los más pequeños. Junto a esto, otros de los puntos esenciales son el fomento de la accesibilidad laboral, tanto en la búsqueda de empleo como en lo referido a acciones formativas con las que se busca reducir el alto nivel de paro de la población potencial trabajadora, y la participación activa en actividades vecinales con las que fomentar la convivencia entre cohabitantes o el trabajo en red con otras entidades del barrio, buscando una mejor conservación y un mayor arraigo entre el vecindario.

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