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El norte
Domingo, 19 de febrero 2023, 00:33
«La organización del foro me parece una iniciativa muy interesante porque un encuentro para la reflexión sobre los retos de nuestro siglo es algo muy importante que debemos hacer. Me gusta mucho la idea», confiesa Mara Dierssen, doctora en Neurobiología y directora de investigación en el Centro de Regulación Genómica de Barcelona
–El tema de la sexta edición del Foro de la Cultura es el odio, ¿qué puede decirnos de él desde un punto de vista biológico?
–El problema siempre es el mismo: hay que definir muy bien las cosas para poder darles un sentido biológico. Hay muchas investigaciones que han intentado buscar cuáles son las motivaciones que llevan a las personas a sentir odio desde el punto de vista biológico, qué mecanismos cerebrales hay detrás. Existen estudios que se han hecho en diferentes universidades donde han observado mediante resonancia magnética qué regiones del cerebro se activaban; les presentaban caras de personas por las que sentían odio o animadversión, y las alternaban con caras neutrales. Se dieron cuenta de que hay varias regiones del cerebro que tienen mucho que ver con esa red neuronal, de ese sentimiento, y eran aquellas que también se activan con el amor, de alguna forma dos pasiones –amor y odio– que comparten de alguna manera algunas características; ambas pasiones, además, nos pueden llevar a hacer actos irracionales e incluso agresivos. Existía un patrón común. Y se ha descubierto otra cosa es curiosa: hay una parte del cerebro, la corteza frontal, que se encarga de enjuiciar, está relacionada con el razonamiento..., curiosamente, ese área se desactiva ante el amor romántico pero no en el caso del odio. De alguna forma, nos viene a decir que somos más conscientes cuando odiamos que cuando amamos.
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–El odio ¿es algo genético o responden a un condicionamiento previo?
–Es el eterno debate. ¿Influye más nuestra dotación genética ol entorno, aquello que construimos a través de nuestra experiencia? No hay una respuesta que sirva para todo el mundo ni para todas las ocasiones. ¿Por qué? Básicamente, porque nuestros genes interaccionan con el entorno, y éste hace que se activen o inactiven determinados genes, con lo cual hay una conversación entre la genética y el entorno que cambia según las circunstancias.
–Después de participar en el foro, ¿odiará a sus compañeros de conversación?
–(Risas) Más bien les amaré profundamente.
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