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Wesam Al Asali, en el centro, y Romina Canna, a su lado, trabajan con sus alumnos de IE University en Segovia, en el proyecto de la Biennale di Venezia. Roberto Arribas
Obsesión por la arquitectura
IE University

Obsesión por la arquitectura

Wesam Al Asali y sus alumnos de IE University en Segovia, investigan la riqueza de techos y tejados como parte del proyecto 'Alternative Skies', que presentarán en la próxima Biennale di Venezia

Luis Javier González

Jueves, 20 de marzo 2025, 10:08

Cuando el profesor Wesam Al Asali, arquitecto, investigador y docente de IE School of Architecture and Design con sede en Segovia, repasa cuándo fue invitado a la Biennale di Venezia confunde el año de la gran muestra internacional de arquitectura a nivel mundial. Y se corrige: 2025, mayo. Sonríe ante el lapsus, la prueba de una vida creativa a toda velocidad: oficios tradicionales con la visión y los materiales sostenibles del siglo XXI. Cómo las construcciones definen la esencia de las comunidades que las erigen, desde el cielo, el nombre del proyecto que llevará a Italia, Alternative Skies. «De alguna manera representa una obsesión sobre los elementos horizontales de la arquitectura». Ha contagiado a sus alumnos, que no volverán a mirar lo que tienen sobre sus cabezas de la misma manera.

Un enfoque que lucha contra la «monotonía» con la que actualmente percibimos un techo: un elemento más, carente de alma. «Queremos mostrar que hay muchas alternativas, podemos apreciar la riqueza de la arquitectura a través de este elemento», añade Wesam.

Procedentes de arquitecturas locales, un abanico infinito de conocimiento. Por ejemplo, la carpintería de lo blanco, los techos del Alcázar, un estilo que han reproducido para combinar el elemento estructural con el decorativo. «Estamos trabajando las nuevas geometrías. Cómo puede la estructura ser ornamental y cómo lo ornamental puede ser estructura». Un laboratorio de ideas que incluye una gran cesta de artesanía gallega que servirá de techo. «Cada proyecto es una oportunidad para hacer avanzar la investigación».

Un esfuerzo que sus alumnos están llevando por las culturas mediterráneas. «Los elementos del techo son algo infravalorado en nuestra vida diaria. Rara vez pensamos en él o miramos, simplemente está ahí», resume Hayk Areg Khachikyan, alumno de Wesam, que está elaborando un mapa con las técnicas, formas y materiales empleados en cada zona: desde la madera de Marruecos a la piedra de Italia o las construcciones de adobe y barro en Siria. Es «arquitectura sin arquitectos», es decir, cómo las comunidades trasladaron sus conocimientos a las construcciones antes de que fuera considerada como ciencia, ya en el siglo XV. Todas dependen de los materiales locales y del conocimiento acumulado a lo largo de la historia. El nexo común de una zona llena de culturas.

Michaeka Zavacka, otra de las alumnas de Wesam en IE University en Segovia, está estudiando la composición de los ladrillos, un antes y un después en la construcción. Emergieron formatos de todo tipo y su trabajo consiste en estudiar y clasificar los muros y las cúpulas. «Estoy aprendiendo sobre la marcha, antes no sabía prácticamente nada de esto, fue fantástico que Wesam nos lo mostrara. No solo estamos haciendo las reproducciones, sino entendiendo cómo la gente lo construyó». La textura de los propios materiales –desde los propios ladrillos– varía, pongamos, de España a Egipto. Un aprendizaje sobre «la riqueza de la naturaleza» por tantos tipos de materiales.

Modelos digitales

Alaa Belal está elaborando modelos digitales en 3D sobre las construcciones. «Para ello tengo que entender la estructura y la geometría, cómo se construyeron». Rompe en mil pedazos cada techo para analizar sus elementos, desde lo decorativo a lo estructural. «Me ha permitido comprender cuál era la base y qué se fue añadiendo después. Es muy interesante». El último de sus modelos recreó la mezquita de Córdoba, un ejemplo que Wesam utiliza para desmentir la ruptura entre la arquitectura tradicional y la actual. «Para mí es una continuidad. Podemos entender esos métodos y utilizarlos con las herramientas de hoy, como la realidad aumentada».

El proyecto está desarrollado en equipo con el D-Lab, dirigido por la profesora Romina Canna, que va más allá del sentido funcional de estos techos, un resguardo necesario, y aporta los valores del diseño para «crear una narrativa» sobre el significado que tienen las estructuras para sus pobladores. Desde la seguridad a la sostenibilidad. «Buscamos soluciones que habitualmente están muy relacionadas con la parte económica». Lo local es más barato. Pero también emociones. «¿Cómo te sientes en este espacio? No se trata solo de observar la belleza, como en un museo, sino que sea una experiencia inmersiva y que la gente se haga preguntas».

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