«Algún Lugar es un restaurante agradable donde se come bien»

Madrileño de nacimiento, Uri Méndez Filesi comenzó su aventura vallisoletana en 2012 cuando entró a trabajar en el restaurante Dámaso, en Puente Duero. Después de formar parte del GastroLava y de demostrar su valía en distintos restaurantes de postín de Valladolid, Uri, junto a su pareja, Yolanda Recio, decidieron emprender una iniciativa hostelera en solitario. «Por medio de una amiga, nos enteramos de que el local donde nos encontramos, en la Plaza Mayor de Trigueros del Valle, quedaba libre. No lo dudamos». Así nació Algún Lugar Restaurante.

-¿Por qué eligieron Trigueros del Valle para dar rienda suelta a su ilusión?

-El número de visitantes al Castillo de Trigueros antes de la pandemia avalaban nuestro reto. -Tanto Yolanda, como yo pensamos que no era mala idea. Comenzamos en marzo de 2022, y no nos podemos quejar. La experiencia ha sido dura pero está siendo muy buena. Hemos ido despacio porque, hasta diciembre del año pasado, no habilitamos la parte superior del restaurante, añadiendo 8 o 9 mesas, y solo contábamos con la parte de abajo y la barra. La verdad es que estamos muy contentos porque los fines de semana funcionamos muy bien. Hay que decir que el Castillo nos da mucha vida, al igual que el Puerto Espacial que se ha abierto en Valoria. Entre semana tenemos que pelear más.

-¿Qué tipo de cocina elaboran en Algún Lugar?

-Hacemos una cocina casera, la de siempre, pero dada la vuelta, basada en mi experiencia. Cuando salí de la Escuela de Hostelería, mi primer trabajo fue en un restaurante de cocina fusión asiática con Chicote, y a lo largo de mis distintos trabajos he mamado un poco eso. Cuando abrimos tuvimos claro que queríamos dar preferencia a la cocina, y convertir nuestro restaurante en un lugar cálido, cercano y agradable para disfrutar comiendo. Tanto Yolanda con sus guisos, como yo, elaboramos los platos con mimo porque buscamos que todo esté rico. Creo que los estamos consiguiendo porque la gente vuelve mucho en periodos cortos de tiempo.

-¿Cuáles son sus platos estrella?

-Si nos basamos en el gusto de los clientes, nuestras croquetas -con unos 40 sabores diferentes-, que cambiamos cada semana, y los raviolis de rabo, un plato que llevo haciendo desde hace muchos años, que se han convertido en nuestro buque insignia y que dicen mucho lo que somos: es una propuesta gastronómica que lleva muchas horas, mucho trabajo y está bien rico.

-¿Tienen menús o solo funcionan con carta?

-Solo con carta, pero con platos que son muy compartibles por los comensales. A mí es como me gusta comer y quiero que, quienes vengan a mi casa, tengan posibilidad de probar cuantas más cosas mejor. Solemos hacer dos o tres platos fuera de carta, sobre todo los fines de semana.

-Los postres ¿también son caseros?

-Por supuesto. Todos están elaborados por nosotros. Ahora mismo, tenemos un tiramisú, una tarta de queso, un brownie de chocolate y unas torrijas, a las que vamos cambiando de sabores, que hacen las delicias de los comensales.

-Y en tierra de la DO Cigales ¿no podrán faltar sus vinos?

-Trabajamos con varios bodegueros de la zona porque, aunque tenemos vinos de otras DO, la verdad es que aquí la gente te pide Cigales, tanto rosados como tintos...

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