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Una joven cata un vino de Frutos Villar. Fotos Frutos Villar

Frutos Villar, un viaje centenario a través del amor al vino

Entre los caldos de Frutos Villar, se destacan cuatro joyas: Conde de Siruela, Muruve, Calderona y María de Molina

Sábado, 21 de diciembre 2024, 09:24

En el corazón de Castilla y León, entre viñedos que parecen acariciar el cielo, florece la historia de amor de más de 100 años de Bodegas Frutos Villar.

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Don Frutos Villar, un visionario que creía en la magia que se esconde tras cada uva, plantó las semillas de su sueño en la fértil tierra de Toro. Su amor por el vino y su compromiso con la excelencia han sido los cimientos sobre los cuales se ha construido esta estirpe enológica. Su legado sigue vivo, floreciendo en cada racimo de uvas que se convierten en elixir de Frutos Villar.

Lo que hace que Bodegas Frutos Villar sea tan especial es la manera en que entiende y celebra el amor al vino. Para quienes saben degustar, el acto de beber no es un simplemente un gesto, es una ceremonia. Frutos Villar es un santuario donde los sueños se destilan en cada gota y donde el embrujo de la vid se convierte en una experiencia sensorial única.

Viñedos de Frutos Villar.

Entre los caldos de Frutos Villar, se destacan cuatro joyas: Conde de Siruela (DO Ribera de Duero), Muruve (DO Toro), Calderona (DO Cigales) y María de Molina (DO Rueda). Cada una es una expresión única de la maestría vinícola de la bodega, encapsulando la esencia de cada DO de Castilla y León en una botella. Conde de Siruela y su elegancia refinada, Muruve que encarna la fuerza y la pasión de la tierra, Calderona un rosado de raza, sofisticado y versátil o María de Molina tributo a la naturaleza exuberante que rodea los viñedos de la bodega.

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Comunidad de soñadores

Pero más allá de las etiquetas y las marcas, Frutos Villar ha construido una comunidad de soñadores alrededor del vino. Es un lugar donde los amantes de la vid se reúnen para compartir no solo copas, sino también historias, risas y momentos que solo el vino bien acompañado puede ofrecer. La bodega no solo ha creado vinos, ha tejido lazos entre personas que comparten un amor común por la cultura vinícola.

Bodegas Frutos Villar es un sueño enológico que ha resistido el paso del tiempo, manteniendo viva la llama del amor al vino, para sus clientes, amigos en fin parte de la familia vinícola, cada botella es un viaje a través de la historia, la pasión y la belleza que solo el vino auténtico puede ofrecer. «Sumérgete en este viaje centenario y descubre que en cada sorbo de nuestros vinos, se encuentra un capítulo nuevo de una historia que perdura, celebra y ama».

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