Secciones
Servicios
Destacamos
Hay apellidos que están estrechamente ligados a oficios. El de Marbán recuerda inmediatamente y siempre a la profesión de dentista, después de que, en 1974, Félix Marbán Ruiz fundase la clínica dental que porta su apellido. Lo hace todavía hoy, después de su deceso, manteniendo los valores que él tenía, bajo la dirección de su nieta Estela, y con su hijo Félix acompañándola como le acompañó a él. «Estoy encantado. Antes mandaba mi padre y ahora manda mi hija», dice con una sonrisa que no le abandona ni bajo la mascarilla.
La alegría que desprende es sinónimo de pasión, la que el padre y abuelo legó a sus herederos. No en vano, además de Félix, a la segunda generación de los Marbán pertenecen Idoya, una de las primeras personas a las que uno se encuentra al entrar en la clínica, y Elena. A la tercera, que encabeza Estela, le va a acompañar, por lo menos, otro nieto, que hoy se encuentra cursando sus estudios en Odontología y que ayudará a mantener la profesión unida a su apellido familiar.
El doctor Marbán Ruiz sigue en el recuerdo no solo de quienes hoy intentan honrarle, sino también en el de sus pacientes que, al entrar en la clínica, se encuentran con un vinilo que le homenajea, también en las nuevas instalaciones recién inauguradas, en Claudio Moyano, 8 de Valladolid. «Hay gente que lleva toda la vida con nosotros y que, cuando ha entrado, se ha emocionado al verlo. Al final, él fue uno de los primeros especialistas que hubo en Valladolid y atendió a pueblos enteros. Continúa viniendo mucha gente de Peñafiel, Tiedra, Castro, Tórtoles, Traspinedo...», narran al unísono los Marbán, que lideran hoy un grupo de 22 personas que viven con ilusión el trasiego del estreno de la nueva sede.
Trato familiar
Félix Marbán Sanz va y viene. Una llamada de un paciente de los de toda la vida le va a hacer echar un rato de más en la clínica, pues sólo puede atenderlo a la hora de comer. Y lo asume con naturalidad. «Imagínate; hoy tenemos pacientes que están viviendo incluso en otro continente, que vienen quince días y te dicen 'Félix, hazme un hueco como sea, por favor'», cuenta, sin desvelar si es uno de estos supuestos el que le 'retendrá' en esta ocasión. En la misma mañana, en la que abrieron las puertas de la nueva clínica, atendió a un niño que era nieto de otro paciente. Sucede también así, no solo en la atención; también hay familias que llevan confiando el cuidado de su boca a los Marbán desde hace generaciones. «Puede sonar a tópico, pero aquí se sienten como en casa. Saben quiénes somos y cómo les tratamos. Es algo que tenemos y que nos inculcó mi abuelo, una calma que hace que se sientan en buenas manos», explica Estela.
Ella, cuenta, creció «por los pasillos de la clínica», situada anteriormente en la calle Santiago, y desde pequeña tuvo claro que quería seguir los pasos de su padre y de su abuelo. Cuando estudiaba, en la carrera le hablaban de la suerte que tenía al tener unos referentes cercanos tan claros. Pero eso ha sido y es también «una responsabilidad». «Siempre he deseado ser como ellos y eso es un reto. Les he visto trabajar desde que era una niña y son un espejo y es un estímulo tenerlos a mi lado –dice en presente, pensando también en su abuelo–, pero también es una responsabilidad. Una responsabilidad que entusiasma», apostilla decidida.
Es ella quien compila, de alguna manera, lo que supone llevar el apellido Marbán, el que su padre luce con más orgullo que la broma sobre una posible jubilación deja entrever. «Tenemos todos muy presentes los valores que el abuelo nos inculcó: humildad, trabajo y compromiso. Son valores que siempre he tratado de aplicar a mi vida y, por supuesto, en mi profesión. Él siempre decía que, con trabajo y con esfuerzo, pero sobre todo con humildad, se consigue todo».
«Y con honestidad», añade Félix, sin pretender corregir, ya que son una familia bien avenida. «Y el resto de empleados también», aseveran, algo que hacen ver a los pacientes, a los que tratan por su nombre desde que entran a su otra casa.
Coincidiendo con su 50 aniversario, Clínica Marbán culminó su traslado a la calle Claudio Moyano, 8, de Valladolid el pasado día 8. Con la misma ilusión con la que lo hizo el equipo de trabajo, los pacientes se fueron sucediendo durante una jornada intensa, que vivieron con los nervios habituales en quien quiere que nada cambie aunque algo haya cambiado. La razón del traslado ha sido la de ganar espacio en sus dependencias, que, si bien estaban a la última, podían presentar alguna limitación a futuro en aspectos como la accesibilidad, por la que han apostado desde la mismísima zona de recepción, a la que pueden acceder a través de rampa sillas de ruedas o carritos de niños.
«Hemos creído conveniente hacer esta apuesta por una mayor accesibilidad y confortabilidad de los pacientes. Hasta ahora nos habíamos ido adaptando, pero queríamos dar un paso más y que todo fuera más grande», confiesa Estela Marbán. Así, las nuevas dependencias tienen seis gabinetes, como la clínica anterior, pero todos tienen más espacio, como sucede con el quirófano. Asimismo, disponen de dos amplias salas de espera, más cómodas y en las que los más pequeños no se aburrirán mientras aguardan a ser atendidos. «Tenemos sillones y equipos nuevos y contamos con la última tecnología del mercado», refrenda Félix Marbán, que cuenta que esta adecuación del material se venía haciendo ya en las anteriores instalaciones.
Aunque de un tiempo a esta parte sabían que iban a acometer el traslado, han buscado siempre la mayor adaptación a los nuevos métodos a fin de ofrecer un mejor servicio a quienes pasan por sus manos. En esta línea, también su área de cirugía maxilofacial dispone de las últimas herramientas y homologaciones, como para poder sedar, en caso de necesidad, a un paciente. «Contamos con una anestesista que viene del hospital para los casos en los que es necesario dormir al paciente, con equipamiento para hacer REA y con todos los cursos de reanimación y con un médico maxilofacial capacitado para tratar problemas temporomandibulares con botox y ácido hialurónico, además de casos de cirugía complejos y patologías orales», enumeran los responsables.
Con el paso de los años, el equipo humano se ha tenido que reciclar también y lo hace continuamente. «Estamos en formación continua y, cuando es necesario, asistimos a charlas o cursos sobre nuevos tratamientos o tecnología», expone el doctor, que indica que todos los procesos que realizan son digitales y reseña que disponen de profesionales propios de todas las especialidades necesarias para el tratamiento integral del paciente. «En el mismo momento en el que entra en la clínica, el paciente sabe que con nosotros tiene cubiertas todas sus necesidades», aseveran los profesionales de Clínica Marbán, una clínica familiar y moderna.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Todos los conciertos y festivales de este verano en Cantabria
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.