Álvaro Bayona: «La gente que está en silla de ruedas puede hacer mil cosas»

Álvaro Bayona es un agitador. Su mensaje es como el despertador en la mañana; como si alguien te cogiera de los hombros y te zarandease mientras grita «¡haz algo!». Cuando remueve, porque lo hace al hablar, Bayona asume que el proceso que vive cada persona es único, pero no oculta que a él no le ha detenido nada. Tampoco aquel accidente en la montaña que le dejó en silla de ruedas en 2010, del que hablará este martes, día 3, en la Cúpula del Milenio en la I Feria Social 'Nuestra razón de ser', que organiza el Ayuntamiento de Valladolid con motivo del Día Internacional de la Discapacidad.

«Estaba practicando snowboard y hubo una avalancha, me caí por un precipicio y el golpe 'me partió'. Era algo que ya tenía asumido que podía suceder, porque el que hace deportes de riesgo sabe que es algo que le puede pasar; que si tienes una lesión, es de ambulancia o de helicóptero. Hay gente que en una situación así vive un infierno, pero yo desde el primer momento fui muy positivo. La gente me venía a ver al hospital y estaban ellos peor», dice el deportista. Se tomó con filosofía lo que le pasó a sabiendas de que, cuando sufrió el accidente, estaba en un estado de forma bueno. Uno que ha tratado de seguir cultivando desde entonces, algo que compagina desde el tercer o cuarto año con acciones de divulgación tanto con empresas como con otro tipo de entidades, dirigiéndose tanto a personas que han vivido hechos semejantes como a quienes pueden caminar. A los unos y a los otros les explica «lo que alguien en silla de ruedas, con ganas y actitud, puede hacer, porque se pueden hacer muchas cosas», como él ha demostrado en estos casi quince años.

«En septiembre de 2010 salí del hospital. En octubre, en cuanto empezaron las primeras olas en el Mediterráneo, me fui a hacer surf con mis amigos; ellos de pie, y yo, tumbado», sigue narrando Bayona, que poco a poco empezó a estudiar una mejor manera de poder continuar disfrutando de uno de sus deportes favoritos. «No había nadie que hiciera surf en silla de ruedas en España, pero yo vengo del mundo del diseño y siempre he sido muy espabilado, así que me fui al polígono industrial más cercano a ver dónde podía encontrar los materiales para poder hacerme estas cosas», prosigue. Con estas cosas se refiere a las sillas adaptadas para hacer otros deportes acuáticos, como el paddle surf o el kitesurf. «Había que hacer algo», insiste. De su voluntad nacieron en España estos deportes adaptados, que la gente empezó a conocer, y le fueron pidiendo ayuda desde diferentes escuelas, empezando por una en Cantabria, para poder difundir estas prácticas.

Entretanto, como también nadaba y competía, en sus primeros europeos como deportista adaptado, se clasificó para Londres 2012. Pese a ello, no pudo participar en los Juegos por culpa de sendas lesiones en los hombros, y aquel varapalo le llevó a centrarse definitivamente en su proyecto de sillas adaptadas. Decidió entonces abrir una fundación para poder ayudas a personas que habían pasado por algo similar y que necesitaban ayuda, pero las trabas existentes impidieron que lo hiciera hasta años más tarde. «Para abrirla necesitaba 30.000 euros y no los tenía. En 2016 se murió mi padre e invertí parte de la herencia en lo que hoy es la Fundación Alvin Bayona y en darla a conocer en toda España», cuenta. Hasta hoy. «A mí nadie me ha ayudado, pero esto es mi vida. Yo tengo un sueldo normal y no puedo pagar un alquiler; vivo en una autocaravana desde hace siete años. Pero esto que yo hago es algo muy chulo», afirma, con más realismo que enfado –aunque, como confiesa, no le gusta que haya quien solo aparece para hacerse la foto o hace cosas por aparentar–.

Álvaro Bayona no se considera un superhéroe, aunque sí confiesa que se entrena cada día, los siete días de la semana, para poder estar en su buen estado de forma. Sabe que «la vida en silla de ruedas es dura», pero también que, pese a ser «una lucha», hay quien se acomoda. «La gente discapacitada puede hacer mil cosas. Es difícil, y queda mucho camino por avanzar, porque el mundo no está hecho para ir en silla de ruedas, pero en mis charlas yo siempre digo que somos nosotros quienes nos debemos adaptar al mundo. Yo he ido a Indonesia o a Thailandia a surfear y para poder hacerlo he tenido que bajar una hora por las rocas sentado; 'piernas, culo; piernas, culo'. Mi autocaravana no está adaptada: me he adaptado yo. Tengo una moto de agua y la cargo yo solo. Si te quedas quieto esperando al mundo...», suspende en el aire unos segundos antes de decir: «Te vas a quedar muchas veces en casa y te vas a aislar».

Bayona surfea los temas igual que si fueran olas y no deja nada al azar; piensa mucho, como lo hace en el mar. E insiste en que no es fácil esta vida, aunque también, en que aquellos que, como él, tienen opciones, deben explotarlas para ser los primeros en sentirse parte de la sociedad con gestos aparentemente tan simples como sentarse en las sillas de los bares si tienen oportunidad. «Una cosa es la tetraplejia, pero los que tenemos tetraplejia, ¿por qué no vamos a sentarnos en la silla 'normal'? Podemos ser los primeros en normalizarnos», reflexiona, eso sí, sin querer adoctrinar a nadie, ya que sabe que cada uno vive su propio proceso. «Sé que es muy difícil, pero siento que, como seres humanos, debemos adaptarnos. Lo que quiero hacer ver es que no por ir en silla somos un lastre», reafirma.

Así lo hará en su intervención en la I Feria Social 'Nuestra razón de ser', una jornada enmarcada dentro del Día Mundial de la Discapacidad y que organiza el Ayuntamiento de Valladolid mañana en la Cúpula del Milenio. La feria, que cuenta con la colaboración de las asociaciones que forman parte de la Mesa de Trabajo de las Personas con Discapacidad del Consejo Municipal de Servicios Sociales, incluirá una variada propuesta de talleres y actividades interactivas. El evento arrancará con un acto institucional, donde intervendrán el alcalde, Jesús Julio Carnero, y representantes de las asociaciones que integran el citado consejo, incluidas personas con discapacidad, quienes compartirán testimonios sobre la importancia de formar parte de una entidad.

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