Testigo de muchas vidas
La picota de ajusticiar, una de las mejor conservadas de la provincia de Segovia, da nombre a la asociación cultural de Grajera
ISABEL JIMENO
Miércoles, 1 de agosto 2007, 02:58
Ahora es uno de los símbolos del pueblo, uno de los lugares emblemáticos de Grajera. De hecho, da su nombre a la asociación cultural La Picota, llamada así en recuerdo al viejo pilar de piedra que aún se conserva. Muchos años han pasado por él, pero sigue mostrando una imagen similar a la que le vio nacer hace varios siglos. Ahora su nombre es sinónimo de alegría y actividades lúdicas, las que se encarga de promover la asociación cultural que lleva su nombre, pero no siempre fue así.
Y es que la Picota es el nombre del viejo rollo de ajusticiar que en tiempos de la Inquisición se usó para impartir justicia. Fue el papa Gregorio IX quien, en el año 1231, instituyó este figura que en España quedó definitivamente abolida en 1843, tras un primer intento fallido de las Cortes de Cádiz en 1812. Seis siglos de ajusticiamientos y condenas a muerte. De inquisidores famosos como Tomás de Torquemada, que pasó a la historia por ejecutar a miles de supuestos herejes.
Entre los métodos utilizados, los viejos rollos en los que se impartía justicia pública ante quienes quisieran acudir a presenciar la ejecución de la condena. Y la de Grajera fue una de esas picotas que cumplió con su primigenia misión. Hoy eso solo queda en el recuerdo transmitido de generación en generación y el rollo es uno valioso testigo mudo de la Historia de este pueblo segoviano.
La iglesia
Un elemento destacado del patrimonio, uno de los mejores conservados de la provincia de Segovia en esta categoría, que le hizo merecedor de ser declarado Bien de Interés Cultural, al igual que la iglesia de San Vitores. Y es además de ser un templo barroco en el que destacan su pila bautismal de traza románica, varios retablos barrocos y una custodia de sol fabricada en 1768, en el pasado tuvo otros fines.
A tan solo unos metros de la picota, lo que hoy es un bello templo a cuya sombra pasan largos ratos de conversación jóvenes y mayores, siglos atrás fue un recinto penitenciario, pues la torre de la iglesia es anterior al resto del edificio. Construida en el siglo XIII, en sus primeros tiempos, la torre ejerció las veces de cárcel en la que los reos cumplían condena o esperaban el momento de ser ajusticiados en el rollo, otro de los símbolos de este pequeño pueblo hoy conocido, sobre todo, por la variada oferta turística y de ocio y la intensa actividad urbanística que se desarrollas, con decenas de viviendas nuevas y otras muchas en construcción.Próximo pueblo: Pajarejos
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