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Dennis Oppenheim, en su instalación permanente 'Crystal garden'. / JUAN M. ESPINOSA-EFE
El jardín cristalino de Dennis Oppenheim
CULTURA

El jardín cristalino de Dennis Oppenheim

El artista planta en Navalcarnero su segundo conjunto escultórico en España tras el 'Decorado para una película' de Valladolid

MIGUEL LORENCI

Sábado, 24 de febrero 2007, 02:40

«Arquitectura y escultura van hoy de la mano». Lo asegura el creador conceptual estadounidense Dennis Oppenheim (Electric City, Washington, 1938), en visita relámpago en Madrid para presentar e inaugurar su nueva gran obra española. Es una pequeña ciudadela de acero y hierro plantada en una rotonda a la entrada de la villa de Navalcarnero, 35 kilómetros al suroeste de Madrid. Se titula 'Crystal garden' y es el segundo gran conjunto escultórico que Oppenheim alza en nuestro país. La primera, 'Stage set for a film' ('Decorado para una película') está instalada desde 1998 al final del Paseo de Zorrilla de Valladolid.

'Crystal garden' le fue encargada a Oppeheim hace dos años por Baltasar Santos, el alcalde popular de esta localidad de 20.000 habitantes, y ha exigido un inversión próxima a los 600.000 euros. Cada una de las tres formaciones del conjunto, que conforma un triángulo equilátero de casi sesenta metros, supera los siete metros de altura, con 3,45 de anchura y 7, de largo, y están atravesadas por un camino transitable.

Como una pequeña fortaleza de cuarcita, este 'jardín cristalino' se inspira en formaciones geológicas. Construido con planchas de acero perforado y especular y perfiles de hierro, su aspecto varía sensiblemente con la incidencia de la luz y se muestra bien transparente, bien reflectante. «Es una suerte de espejismo que aviva la simbiosis de la arquitectura contemporánea el paisaje natural», dicen sus promotores.

Fusión y magia

Su autor admite que intenta «fusionar arquitectura y escultura», convencido como está de que ambas disciplinas «van de la mano en nuestro tiempo». «Para experimentar este tipo de escultura hay que atravesarla, penetrar en su espacio, como ocurre con la arquitectura. El espíritu de este jardín cristalográfico está en esa fusión», explica Oppenheim.

Confiesa también su fascinación «por las mágicas formaciones cristalinas en la naturaleza que evocan edificios modernos». «Muchos arquitectos tratan de imitar esas fascinantes formas naturales; lo vimos cuando, tras los atentados del 11-S, en las propuestas de reconstrucción de la zona cero del World Tarde Center abundaban esas estructuras que nos recuerdan a los cristales de la naturaleza. Se abrió un debate que me afectó, de modo que para este 'Crystal garden' traté de desarrollar una nueva estructura arquitectónica a partir de los cristales», admite Oppenheim, que prepara ahora otra gran escultura para la plaza en la que está la corte federal de Colorado y que tendrá relación con la justicia.

Precisa Oppenheim que esta pieza no tiene nada que ver con la muy cinematográfica escultura que instaló en Valladolid, vinculada a su Semana de Cine y promovida pro la fundación Gabarrón. «Aquella está en proceso, como si no estuviera terminada del todo, al contrario que esta», explica.

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