El agua que dio el nombre y la vida

La abundancia de fuentes y manantiales existentes en la zona marcó el futuro de lo que hoy se conoce como Hontanares de Eresma, aunque no siempre ha sido así. Fascinados por la cantidad de fuentes y manantiales que regaban el lugar, los primeros pobladores, hace muchos, muchos siglos decidieron dejar clara esta característica en el nuevo asentamiento surgido cercano a Segovia, en las orillas del río Eresma, que con el tiempo también se ha hecho un hueco en la denominación de este pueblo al que la corriente fluvial y la estación de ferrocarril que allí se instaló siglos después hicieron gozar de buenos años. Tras el declive por el éxodo del medio rural, ahora empieza a repuntar con nuevos vecinos y viviendas.

Fuentes y manantiales -fontanares y hontanares en latín- muy numerosas. La Real del Caño, la de los Chorros, la de Valhondo, la del Cura, la del Regajo, la de Tabanera, la del Chopo, la del Aguapreñal y la del Bones de Valdesanchas son algunas de las fuentes que regaban Hontanares de Eresma y que hicieron que el nombre medieval de la localidad fuese Fontanares. Así se recoge en algún escrito en el que en 1247 figura con el nombre de Fontanares.

La fonética y la ortografía cambiaron y Hontanares pasó a ser el nombre de este pueblo que hasta el siglo XIX no contaba con el 'apellido', que le fue puesto años después.

Y es que el Eresma forma también parte de la vida y de la historia de la localidad. Las riberas llenas de chopos son uno de los rincones más bonitos de este pequeño pueblo que en los últimos años ha comenzado a crecer gracias a la construcción de nuevas urbanizaciones por a su cercanía a la capital.

Junto a la riqueza hídrica de las fuentes, la del río que propicia el cultivo de uno de los productos más típicos: los judiones que los agricultores hontanariegos producen en las proximidades del Eresma.Próximo pueblo: Garcillán