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ARTURO RUIZ
Martes, 16 de enero 2007, 02:18
Es uno de los rincones más bellos de la provincia, un paisaje espectacularmente bello de la Montaña Palentina. Pero la pregunta sigue siendo la misma: ¿por qué el Golobar permanece sumido en el abandono más absoluto hasta sufrir un deterioro completo del edificio, de los aparcamientos, de las instalaciones, de los servicios de acometida de agua, de la línea de electricidad y ahora de la propia carretera que da acceso a las montañas de Brañosera, a Valdecebollas, a la cumbre del Torreón y a la Cueva del Cobre?
Un muro de contención de la carretera provincial de Brañosera al Golobar se derrumbó hace varios días, por lo que ha sido cortada al tráfico con una valla quitamiedos hasta que se efectúen las reparaciones que sean necesarias para garantizar la circulación.
Se ha cortado el tráfico pese a ser uno de los lugares más frecuentados de la zona norte. Miles de personas, amantes de la naturaleza y de los espacios abiertos, junto con los aficionados a los deportes y a la belleza del entorno, se acercan desde todos los lugares en cualquier época del año hasta Barruelo de Santullán, Brañosera, el Alto de Grullos, la Collada y el Golobar para disfrutar del encanto natural que se respira, sobre todo cuando la nieve cubre los valles. Entonces, la afluencia se multiplica y centenares de personas, familias completas, disfrutan deslizándose con trineos y plásticos por las laderas de estos parajes brañoserenses. Los aparcamientos y los accesos se colapsan cada año por la gran afluencia de visitantes.
Por su parte, los amantes del deporte se calzan las botas de montaña, los esquíes y las raquetas y se adentran por la carretera del Golobar mirando estupefactos el desvencijado edificio, para posteriormente remontar las montañas, los valles y las cumbres. Los más audaces instalan sus tiendas sobre la nieve y por la mañana con los grampones y piolets escalan las cascadas de hielo, que, según dicen, son de las mejores de España.
Pero toda esta riqueza natural, todos los recursos y servicios turísticos que se han ido instalando en la comarca de Barruelo y Brañosera, como alojamientos rurales, restaurantes, merenderos y empresas turísticas, sufren en sus propios negocios y en sus
inversiones y esfuerzos el desastroso abandono y deterioro, que se refleja en la paulatina destrucción que sufre desde hace más de 35 años el entorno del Golobar.
La Junta Vecinal de Brañosera, como propietaria de las instalaciones, ha dado todas las facilidades y ha puesto a disposición de la Diputación los terrenos necesarios para que salga adelante el último proyecto de creación de un complejo turístico planteado por inversores privados.
Pero esto ya no resulta suficiente; la institución provincial tiene que mejorar los accesos como responsable de este complejo que construyó hace más de tres décadas para convertirlo en un recurso turístico. Y debe asumir que en el siglo XXI esta situación debe mejorar con las realidades que existen en este lugar y con las expectativas que se abren ante un recurso natural tan importante. Los vecinos de esta comarca claman por una solución definitiva y de futuro a Golobar.
La realidad es que un recurso precioso se ha convertido en una
debilidad, como dirían los especialistas en turismo. Algo bello y hermoso, como es el entorno natural del Golobar ha derivado en una ruina, un horror para la vista, y todos los palentinos que por allí pasan alguna vez sienten vergüenza ajena de que este deterioro y abandono sea observado por tantos miles de visitantes que se acercan a pesar de todo cada año hasta el Golobar.
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