'El callejón de los infiernos', el de la paliza a Fernando el Católico
I. J.
Domingo, 17 de septiembre 2006, 02:54
«C.J.V. ESTA AQUÍ». Tras estas letras grabadas en una de las losas de entrada a la iglesia de San Félix Mártir, los vecinos de Muñoveros ven el indicativo de que los restos del comunero Juan Bravo reposan bajo algún lugar del templo de la localidad tras su derrota en Villalar. No en vano, la relación del capitán con el pueblo fue importante durante años. Su matrimonio con Catalina del Río llegó acompañada de una dote que incluía tierras en la localidad, donde Juan Bravo pasó largas temporadas, incluso después de la muerte de su esposa, aunque ya menos frecuentes, lo que posiblemente motivó que en 1513 crease un censo fetosín para que todos los vecinos de Muñoveros se beneficiasen de sus finas en la localidad.
Más aires de fantasía invaden la leyenda del 'Callejón de los infiernos', nombre con el que se sigue conociendo a una de las calles de la localidad. En ella, según dicen, el Rey Fernando el Católico y los nobles y cortesanos que le acompañaron se llevaron una importante paliza.
De camino al Castillo de Turégano en el viaje hacia Segovia para contraer matrimonio con Isabel de Castilla, el grupo de nobles descubrió en Muñoveros a unas bellas jóvenes que les dejaron prendados, por lo que durante su estancia en la fortaleza de la localidad vecina hicieron alguna escapada hasta Muñoveros para encontrarse con sus damas. Tanta visita no sentó bien entre los varones del pueblo, que para impedir una relación de sus mozas con los apuestos forasteros, prepararon una emboscada que se saldó con una paliza a los osados nobles y cortesanos, entre los que más tarde se supo se encontraba Fernando de Aragón, que huyeron del lugar diciendo «vamonos que esto es un infierno».
Y entre mezcla de leyenda y realidad, lo cierto que es que la calle en la que, según cuentan, tuvo lugar el enfrentamiento, más de cinco siglos después continúa conociéndose entre los vecinos como 'El callejón de los infiernos'
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