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«Lo sórdido que nos rodea es gasolina para mis dedos», dice Álvaro, un famoso escritor de 'best sellers' que César Pérez Gellida ha convertido en uno de los personajes más atractivos de sus últimas novelas. El novelista vallisoletano (Pérez Gellida, no su criatura) ha ... mantenido esta semana un encuentro con los suscriptores de El Norte de Castilla on+ y vive un momento dulce. Está a punto de terminar el rodaje de 'Memento mori', serie inspirada en sus libros (ha participado, además, en los guiones) y tiene nueva novela en las librerías ('Nos crecen los enanos'). Precisamente esta es una de las recomendaciones de estos planes para quedarse en casa.
Libro
Mantiene Pérez Gellida dos juegos en 'Nos crecen los enanos'. El primero es aprovechar las últimas palabras de una escena para enlazar con la siguiente. El segundo está en los títulos de cada capítulo. Allí, recurre a las principales figuras del circo (los equilibristas, los magos, los funambulistas) para plantear diversas reflexiones literarias. Cuando le llega el turno a los payasos dice: «Como las falsas novelas negras, hacen reír».
Porque no es sencillo escribir este tipo de artefactos que deben dosificar muy bien lo que el lector no sabe, lo que está deseando saber y lo que ni siquiera se espera. Dice Pérez Gellida (le dijo a los suscriptores de El Norte) que él no es uno de esos novelistas que tienen toda la novela en la cabeza antes de escribir. Nada de pizarra con tramas, cuadernos con mil anotaciones, post it de colores para plantear el libro de principio a fin. Él prefiere la sorpresa de la inspiración, el giro inesperado que surge mientras se está escribiendo. «Así, si es algo que yo no me espero, seguro que el lector tampoco». Brújula que no mapa para escribir.
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Víctor Vela
En 'Nos crecen los enanos', Pérez Gellida recupera a varios personajes que ya forman parte de su universo literario (trece novelas) y aprieta todavía más las tuercas de Álvaro, un personaje vil al que conocimos en 'Astillas en la piel'. Astillas es un libro extraño dentro de la obra de Pérez Gellida. Pocos personajes, apenas un par de espacios (con Urueña como escenario destacado), mucho diálogo y un enorme peso teatral. Allí contaba la historia de dos amigos que se conocieron en un internado (con un pasaje de abusos de por medio), coincidieron de nuevo en la Universidad y se reencuentran ahora, años después, en Urueña. Ni que decir tiene, conociendo al autor, que habrá escenas violentas de por medio.
Ahora Álvaro regresa para situarse en el centro de una trama en la que Valladolid vuelve a tener un peso clave. El lector se paseará por las Delicias, la calle Santiago o el depósito de locomotoras. Por allí esparcirá Pérez Gellida sus buenas dosis de violencia y acción. «La violencia en la ficción es un ingrediente indispensable si quieres hacer algo interesante y divertido», defiende el personaje de Álvaro, quien recuerda, además, la fascinación que, como lectores, solemos tener hacia los villanos.
Cine
Hay villanos difusos en 'Un escándalo de estado', película francesa que Filmin acaba de sumar a su catálogo. ¿Hasta dónde hay que llegar para luchar contra la ilegalidad? ¿Hay que ser un criminal para luchar contra los criminales? Estas son las preguntas que sobrevuelan la película (y que en un momento concreto se hacen explícitas). Jacques Billard está al frente de la oficina central de la lucha contra el narcotráfico de Francia. Tiene una estrategia clara para luchar contra la droga. «Si se quiere desarticular una red no basta con incautar la droga», defiende.
Él prefiere combatir las mafias. Por eso, no duda en hacer la vista gorda y dejar que los estupefacientes circulen por su país. «Rastreamos la droga», dice. Pero la droga sigue en la calle. Cuenta con infiltrados, capos bajo cuerda a los que deja trabajar con el argumento que así logrará un beneficio mayor. De vez en cuando, hay una operación llamativa, la detención de algún delincuente menor, para que la sociedad se quede tranquila y parezca que hay una verdadera campaña contra la droga. Poca cosa.
Todo se empieza a torcer cuando dos operaciones salen mal. La primera ocurrió hace años en Marbella (España). En una casa de lujo junto al mar llegan varias zodiacs con droga procedente de África. Allí, entre los traficantes hay infiltrado un policía al que están a punto de descubrir. Tres años después, unos agentes encuentran siete toneladas de cannabis en unas furgonetas en la calle Lord Byron de París. Apenas una gotita de agua dentro del enorme océano de droga que se mueve en Francia (entre 250 y 300 toneladas de hachís marroquí al año). Pero ese decomiso pone al descubierto la estrategia de Billard. Un grupo de periodistas de Libèration comienza a hurgar en la historia gracias a un confidente y así se destapa esta conspiración del Estado para luchar desde la ilegalidad con las redes ilegales.
La película adolece de problemas (es muy explícita en los planteamientos, los debates están escenificados con cierto artificio, la música es excesiva cuando se busca naturalidad en las actuaciones y el doblaje es desesperante), pero el fondo de lo que plantea anima a verla hasta el final.
Y ade
Si no, siempre quedará el fútbol. Después del 7-0 a Costa Rica, España afrontará su segundo partido el domingo, a las 20:00 horas. Contra Alemania. El Mundial no deja de ser otro plan atractivo para los próximos.
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