Valladolid está llena de historia. Nada que no supiéramos. Esta, a veces, está señalada en los lugares que protagonizaron algunos momentos históricos, reflejados ahora en placas por toda la ciudad. Algunas en el suelo, otras en fachadas de edificios, la historia de la ciudad se mantiene viva gracias a estas lápidas que sirven de adorno e información para los visitantes.
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Demasiadas cosas en las que fijarse en la Plaza Mayor como para reparar en las placas que reúne. No solo en el Ayuntamiento, que también, sino en todo el suelo. De estas últimas, las más difíciles de encontrar según los ojos, las vemos debajo de los soportales de la plaza. El protagonista de cada una de ellas, los gremios de Valladolid que antes ejercían su oficio en este lugar, cuando todavía se denominaba Plaza del Mercado. Sastres, joyeros o panaderos son algunos de ellos, que también tienen su homenaje en la fuente de, valga la redundancia, Fuente Dorada. De estas placas en posición horizontal también destaca una ubicada delante del teatro Zorrilla y que hace referencia al desaparecido convento de San Francisco, que se ubicaba en ese lugar. Es bien conocido que allí murió Cristobal Colón.
También hay placas en posición vertical, su postura natural. Es en el Ayuntamiento donde encontramos dos. Una a cada lado de la fachada principal del edificio. La primera, en la izquierda, data del 1908 y hace referencia a un suceso histórico que acaeció cien años antes de su instalación. La Guerra de Independencia Española, en concreto a los 'mártires' de la contienda. No es la única placa que hace referencia a este evento histórico, como veremos más adelante. Todavía en el Consistorio, en la zona derecha de la fachada podemos ver otra placa en honor a la coronación de Berenguela y Fernando III 'El Santo', reyes de Castilla.
El patrón de Valladolid bien merece una placa que conmemore su nacimiento. Ya tiene una estatua en su honor, por cierto. Ahora bien, estos dos homenajes están emplazados en distintos lugares. El último, en la plaza del Salvador, el que nos ocupa esta vez, en la calle Platerías. En el número 1 de esta céntrica vía nació quien llegaría a ser una de las figuras más importantes de Valladolid. Así lo demuestra la lápida conmemorativa, que tiene una frase final que se deshace en elogios para el vallisoletano. «Sigamos su ejemplo imitando sus virtudes», reza el texto. Sobre él, encontramos un cuadro que representa al santo junto a tres ángeles e iluminado por una luz celestial. San Pedro Regalado nació en 1390 en el inmueble de la por aquella época llamada calle de La Costanilla. Cerca de su hogar natal se originó el incendio que asoló Valladolid en el año 1561.
Emilio Ferrari fue otro de los personajes de Valladolid que tuvo su lugar de nacimiento cerca de la Plaza Mayor. A escasos metros, en concreto. Más aún, la vía que discurre desde Fuente Dorada y hasta la antigua Plaza del Mercado se llama calle Ferrari. Allí, en el edificio que hace esquina con Duque de la Victoria, encontramos la casa natal del escritor, poeta y académico de la Real Academia Española. Hijo de un modesto comerciante, a los doce años ya publicó sus primeras obras en El Norte de Castilla. En Valladolid también se licenció en Derecho y en Filosofía y Letras; en 1872 fundó junto a otros intelectuales el Ateneo vallisoletano.
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Valladolid y Miguel Delibes son dos cosas que van de la mano. Una de las novelas del escritor ambientadas en la ciudad es la conocida 'El Hereje', que tiene su propia ruta a seguir, tras los pasos del protagonista de la historia, Cipriano Salcedo. Una de ellas la encontramos en la calle Santiago, dedicada exclusivamente a Delibes y a la novela. Otro ejemplo lo encontramos en el monasterio de Santa Catalina de Siena, pero la ruta se desarrolla desde el Campo Grande y hasta la iglesia de San Pablo.
Los vestigios de un cementerio judío en Valladolid quedaron marcados en el suelo después de que en el año 2002 una remodelación promovida por el Ayuntamiento modificara la Acera de Recoletos. En total, los restos óseos estaban repartidos en una superficie de 200 metros cuadrados y que se encuentran debajo del entorno del Campo Grande. «Son tumbas de tiempos antiguos, en las que unos hombres duermen el sueño eterno. No hay en su interior ni odio ni envidia. Ni tampoco amor o enemistad de vecinos. Al verlas mi mente no es capaz de distinguir entre esclavos y señores», reza una placa que señala la ubicación del antiguo cementerio.
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Fundador del Cuerpo de Estado Mayor, el capitán general Joaquín Blake y Joyes nació en Málaga y tiene ascendencia irlandesa, pero su vida también estuvo ligada a Valladolid. En concreto, su muerte. El militar participó en la Guerra de Independencia Española y en algunas batallas que acaecieron en Castilla y León. Su muerte ocurrió en la ciudad del Pisuerga, en una casa ubicada en lo que hoy es la calle López Gómez. En el lugar, una placa recuerda su nombre desde que se cumpliera un centenario de su muerte, en 1927.
Si hablamos de eventos históricos reflejados en placas en Valladolid no se puede dejar pasar la boda de los Reyes Católicos en el palacio de los Vivero. Un enlace clandestino -incluso Fernando de Aragón llegó disfrazado de mozo de mula- que tuvo lugar en el año 1469 y que fue determinante para la historia de España. La placa que se ubica en el lugar data de 1916 y fue instalada por el Ateneo de Valladolid, como se puede leer en la misma. Casualmente, esta institución fue fundada, como hemos visto, por Emilio Ferrari, otra de las personalidades que cuenta con una placa en su lugar de nacimiento.
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Es bien conocido que Miguel de Cervantes vivió durante un tiempo en Valladolid. Su casa todavía se mantiene en la calle Miguel Íscar, el único inmueble original en el que ha vivido el escritor y que se conserva de forma intacta en España. En la fachada de su vivienda ya encontramos la primera de las lápidas en honor al escritor, pero no es la única que podemos ver en Valladolid.
En la iglesia de San Lorenzo encontramos dos de estas lápidas, con versos de 'El Casamiento Engañoso' y 'La Gitanilla'. Se podría hacer una ruta exclusiva de los homenajes que Valladolid dedica a Cervantes. Por ejemplo en el Puente Mayor, en la Casa Mantilla, en la plaza del Ochavo o los bajorrelieves de la propia vivienda del autor.
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