El Ayuntamiento de Valladolid y, en los círculos, algunos de los detalles de la ciudad Rodrigo Ucero

Qué ver en Valladolid: los detalles más pequeños de la ciudad

Algunos monumentos son más de lo que parecen a simple vista, solo hace falta mirar con atención

Sergio García

Valladolid

Jueves, 26 de enero 2023, 15:42

Todo el mundo ve los monumentos importantes de una ciudad. Es lo que tiene el turismo. Pero hay una frase muy repetida que dice que no es lo mismo mirar que observar. Pues bien, esto también ocurre con los monumentos. Muchas veces, como quien está delante de un cuadro en un museo, se pasa por delante sin reparar en los detalles. Y luego llegan las preguntas sin respuesta por no estar atentos. ¿De qué color es la Plaza Roja de Moscú? En Valladolid, que además tiene una Plaza Mayor roja, encontramos lugares donde hay que observar. Estos son algunos pequeños detalles que hay en los monumentos de Valladolid.

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Disparos en la fachada del Ayuntamiento

Los disparos de la fachada del Ayuntamiento de Valladolid Rodrigo Ucero

La fachada del Ayuntamiento de Valladolid luce unos agujeros de bala. Ocultos durante varios años, salieron a la luz después de la limpieza que se realizó en la Casa Consistorial el año de su centenario. Y no, no es erosión, son impactos de bala que se pueden ver, en mayor medida, en la zona de la ventana del despacho del alcalde. Los disparos los realizaron miembros del bando nacional en el inicio de la Guerra Civil. Concretamente el día del golpe de Estado del 18 de julio. Los disparos, que se pueden ver en la actualidad, rodean lo que entonces era el lugar de trabajo del socialista Antonio García Quintana. Este alcalde de Valladolid sería asesinado días después tras conseguir escapar en un primer momento. El día en el que las balas impactaron en la fachada, el regidor ordenó abandonar el Ayuntamiento por las puertas traseras cuando los sublevados «acribillaron a balazos la fachada desde la Plaza Mayor», según explica Julio del Olmo, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. En total, la Casa Consistorial luce aún 53 desconocidos impactos de bala que hicieron que el edificio cayera en pocos minutos en manos de los sublevados.

Una calle con censura

La calle censurada de Valladolid, en la actual vía de la Galera Rodrigo Ucero

Otro de los vestigios del franquismo en Valladolid también se traduce en marcas que los sublevados dejaron en otra fachada. Esta vez en la iglesia de El Salvador, más concretamente en la calle de la Galera. Allí, se puede encontrar una placa antigua que reza 'Calle de ...', tachada y picada a martillazos. Antes de que fuera borrada, completaba la denominación el nombre de González Peña, un contable del Ayuntamiento durante el siglo XIX y fallecido en el año 1916. La ignorancia fue el motivo del acto vandálico, pues el entonces ministro de Justicia y presidente del PSOE se llamaba Ramón González Peña. Este detalle, con la placa todavía en el estado que permanece desde los martillazos, se mantiene en la parte posterior de la iglesia de El Salvador.

Las argollas de Platerías

Las argollas en los edificios de la calle Platerías. Rodrigo Ucero

Platerías es una de las calles con más historia de Valladolid. Allí se originó el incendio que asoló el centro de la ciudad y también nació San Pedro Regalado, el patrón de Valladolid. Los más observadores se habrán percatado de que dos argollas cuelgan de la fachada de dos edificios, uno de ellos es además la vivienda más antigua de Valladolid. Según la leyenda más dramática del origen de estas argollas, ahí estuvo durante un tiempo la cabeza decapitada de Álvaro de Luna, ajusticiado en la Plaza Mayor y condenado a muerte después de que se le acusara de tiranía, usurpación de la corona y enriquecimiento personal. Cabe destacar que De Luna fue un conde de gran importancia en la época, por lo que colgar su cabeza era un mensaje muy directo para cualquiera. La teoría más amable se relaciona con la iglesia de la Vera Cruz. Al parecer, estas argollas servirían para colocar los palios durante algunas procesiones que discurrían por la calle.

Un caracol oculto en San Gregorio

El caracol de la fachada de San Gregorio, a los pies del soldado ubicado en la derecha de la imagen. Rodrigo Ucero

Una de las cosas más típicas que se puede hacer en Salamanca, con permiso de comer un hornazo, es buscar la rana en su universidad y el famoso astronauta en la catedral. Pues bien, en Valladolid también se puede hacer lo mismo, obviando el tentempié. En concreto en el colegio de San Gregorio, ese retablo en piedra que decora la fachada del museo Nacional de Escultura. Aquellos que hayan visto la fotografía superior habrán perdido el misterio de la ubicación del caracol, pero pueden probar suerte y buscar el pequeño molusco en la fachada. La recompensa, al igual que en la capital charra, es buen augurio para aprobar los estudios y tener buena suerte.

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Vírgenes en miniatura

La Quinta Angustia, en miniatura, en el exterior de la iglesia de San Martín. Rodrigo Ucero

Algunas iglesias de Valladolid tienen en su exterior pequeñas capillas. En alguno de sus laterales, tras un pequeño cristal y una reja, estos templos acogen en miniatura algunas de las tallas más conocidas de imagineros como Gregorio Fernández. Uno de estos ejemplos se encuentra en la iglesia de San Martín, donde encontramos La Quinta Angustia, imagen titular de la cofradía que tiene su sede canónica en dicho templo. Así ocurre en otras iglesias que cumplen las mismas funciones con las cofradías de la ciudad. Por ejemplo en la de las Angustias. Estas miniaturas permiten a los visitantes ver en cualquier momento las tallas, algo importante especialmente cuando están custodiadas por el museo Nacional de Escultura. Además, los más fieles pueden dejar aquí sus donativos sin entrar en la propia iglesia.

Mirillas en el techo

Las mirillas en el techo de los soportales de la calle Ferrari. Rodrigo Ucero

Los soportales de la Plaza Mayor, que continúan por Ferrari y hasta Fuente Dorada, tienen un secreto. En el techo, unos pequeños agujeros de forma cuadrada dan fe del pasado gremial de la zona. El origen está en la Plaza del Mercado, antes del incendio de Valladolid, cuando los bajos de estos edificios estaban llenos de talleres y artesanos. Pues bien, las viviendas de los artesanos se ubicaban justo encima, de manera que, a través de estos agujeros, eran capaces de ver a los clientes que llamaban a su puerta, como se explica de forma más detallada en este artículo.

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Una serpiente de varios metros

La serpiente realizada con adoquines de la calle Sierpe. Rodrigo Ucero

Una serpiente gigante parece algo difícil de obviar. Pero en Valladolid hay una que escapa a las miradas de muchos. Está en la calle Sierpe, para más indicaciones, y repta por toda la vía, desde Canovas del Castillo y hasta Regalado. Su origen está en una casa desaparecida que, según cuenta Juan Agapito y Revilla en 'Las calles de Valladolid', estaba decorada con una serpiente alada. Quizá fuera una taberna, como relata el arquitecto, pero su origen también se puede encontrar en el propio trazado serpenteante que mantiene la calle. Sea como fuera, los restos de esta escultura de la sierpe existen y se mantienen en el museo de Valladolid.

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