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Cuando caminamos por la calle pocas veces nos percatamos del entorno que nos rodea. Nos sorprendemos cuando vemos lo bonita que es la fachada de un edificio que lleva décadas en el mismo sitio, incluso cuando hemos pasado varias veces por delante. Esto también ocurre si miramos al suelo, que en muchas ocasiones nos cuenta datos interesantes de la ciudad y de los adoquines que pisamos. Pero un aspecto en el que nunca reparamos son los árboles, y Valladolid cuenta con algunas especies singulares que merece la pena conocer.
Puede que este ejemplo sea el más conocido por su ubicación privilegiada, en pleno centro de la ciudad y en una zona aislada que lo separa del resto de los árboles. Es el olivo de Fuente Dorada, que tiene una edad estimada de un siglo. A pesar de todos los años que tienen sus raíces, fue instalado en este lugar cuando se reformó la plaza en el año 1998. Desde entonces se ha mantenido en este lugar.
A varios kilómetros, no muchos pues no salimos de la ciudad de Valladolid, encontramos otro olivo. En concreto en el Paseo Juan Carlos I, cerca de la confluencia de la calle con la avenida de Segovia. Allí se encuentra este árbol que conmemora la figura de Jaime Gómez, conocido como el 'obispo de Delicias' por su importante labor en el barrio vallisoletano. Según se desprende de la información del Ayuntamiento, estos sonalgunos de los olivos que se pueden encontrar aislados en Valladolid, pero también se pueden encontrar varios juntos en las laderas de Las Contiendas o en la calle Nueva del Carmen. En todo caso, solo el ejemplar de Fuente Dorada se cataloga como singular.
En la ciudad de Valladolid encontramos dos ejemplares de secuoya (sequoiadendron giganteum Lindl), el más cercano en el barrio de La Victoria, en la zona del Canal de Castilla. Este ejemplar tiene una edad estimada de entre 180 y 200 años. Con este dato se convierte en uno de los árboles más antiguos de la ciudad y el más grande de la ciudad gracias a su perímetro de nueve metros y sus 38 metros de altura. Su ubicación es casi oculta y solo se puede ver desde ciertos puntos de la orilla. En concreto, está localizado en el aliviadero del Canal de Castilla.
En el Campo Grande encontramos una gran cantidad de árboles, algunos de los cuales también entran dentro de la categoría de singulares. Uno de ellos es un gingo, que a pesar de no llamar mucho la atención a simple vista, es una de las especies más curiosas de la ciudad con solo 20 años y once metros de altura. La peculiaridad reside en que es la única especie no extinta de la clase Ginkgopsida y que tiene presencia en el registro fósil desde hace 290 millones de años, lo que lo convierte en una especie de fósil viviente. En algunos descubrimientos se han encontrado huesos de dinosaurio y restos vegetales de este tipo de árbol.
Se les conoce como 'Los dos hermanos'. Ubicados uno junto al otro, entre la biblioteca de Castilla y León y la iglesia de San Nicolás. Como gemelos, estas dos ejemplares tienen una antigüedad de entre 70 a 90 años. A pesar de compartir edad, sus características son diferentes, como se puede comprobar en la altura. El más alto alcanza los 24,80 metros, si bien el segundo es algo más pequeño.
El árbol de Siberia es originario de Turquestán, ubicado al este del territorio que da nombre a esta especie. Este de Valladolid lo podemos encontrar en Las Moreras, donde está acompañado de varios especímenes de la misma familia. Uno de ellos, que tiene forma de 'Y', tiene una edad de casi 80 años, con una altura que alcanza los 24 metros.
Ubicado en la plaza de San Pablo, justo detrás de la estatua de Felipe II, este cedro del Líbano es uno de los cedros más antiguos de Valladolid gracias a sus 90 años de edad. Alcanza los 20 metros de altura y destaca por sus piñas ovoides que reposan en sus ramas. Por sus características se encuentra entre los ejemplares recogidos como singulares por el Ayuntamiento de Valladolid.
La zona de Moreras, además de por su playa, añade otro aspecto que le otorga ese aire costero. Se trata de unos palmitos gigantes, parecidos a palmeras y que rondan los doce metros de altura. En Moreras hay varios de estos ejemplares, que alcanzan los 60 años de edad. Además, en el patio de la Biblioteca de Castilla y León encontramos otros ejemplares de esta especie que procede del este de China. Gracias a estos ejemplares la zona de las Moreras consigue esa estampa tropical.
El tejo del Viejo Coso es singular por su estructura, que parece que surge del suelo sin un tronco aparente. Como una masa de hojas y ramas que se amontonan sobre el suelo. Destaca por sus semillas, envueltas por unos arillos de color rojo que las protegen y que avisan de su toxicidad. Gracias a su privilegiado emplazamiento se convierte en un protagonista más del Viejo Coso, donde adquiere un gran valor ornamental. Su edad alcanza el medio siglo y llega a los once metros de altura.
Ubicado en el Campo Grande, es uno de los árboles más grandes del parque gracias a sus 30 metros de altura. También destaca por su antigüedad, que según los datos del Ayuntamiento de Valladolid puede alcanzar el siglo. En concreto se ubica en la Fuente de la Fama, donde destaca sobre los arces que le rodean. Este ejemplar de Valladolid además supera en diez metros la altura media de sus parientes que crecen en condiciones naturales en las montañas de Andalucía.
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